Israel: «venderemos armas al diablo»

Durante los tiempos más duros de la diplomacia mundial contra Israel tras la invasión de Palestina en el 67, el país se refugió en la producción y el tráfico de armas. El 40% de sus exportaciones tenían que ver con el negocio de la muerte, la represión y la tortura, normalmente contra poblaciones que trataban de emanciparse del yugo norteamericano. Por aquel entonces se acuñó allá una frase de esas que quedarán para el recuerdo: «Para sobrevivir, venderemos armas al diablo». Eran los tiempos en que el sionismo se aliaba con las tiranías más brutales del planeta (más o menos como ahora). EEUU usaba a su pupilo para burlar los controles de venta de armas a los regímenes dictatoriales que más violaban los derechos humanos en todo el planeta. Pero armamento made in Israel llegaba a gentes como Bokassa, Mobutu, Idi Amin, Videla, Pinochet, Somoza y varios dictadores de El Salvador o Guatemala.

La relación de Israel con la Sudáfrica del apartheid era bastante especial. Como país apestado sufría cierto bloqueo comercial por instaurar un gobierno que hacía de la discriminación racial una práctica legal y habitual, justamente como aún hoy en Israel. Como dice el refrán, dios los cría y ellos se juntan. Así que los gobiernos sionistas se dedicaron a atender sus necesidades de armamento e incluso del mantenimiento del equipamiento vendido por terceros países. También fue usado como intermediario para burlar el control a las exportaciones sudafricanas que entraban en Europa incluso con rebajas aduaneras tras pegarle la etiqueta de producto elaborado en Israel.

Sin embargo, documentos rescatados por el diario británico The Guardian, indican que la cooperación fue tan estrecha que Israel pretendió vender misiles nucleares a Sudáfrica en una operación que fue finalmente desechada por falta de solvencia del gobierno sureño. A nadie debe extrañar esta noticia que ha dado la vuelta al mundo días atrás. La relevancia de la misma estriba en que los documentos probarían por primera vez lo que se supone es un secreto a voces: que Israel posee armamento nuclear al margen de las convenciones y tratados internacionales. Y la noticia sale a escena el mismo día que encarcelan de nuevo a Vanunu, el ingeniero que en el año 86 denunció el programa nuclear sionista y que pago con 18 años de cárcel. ¿Su nuevo delito? Reunirse con una chica europea a la que conoció por internet. Y es que Mordechai Vanunu tiene prohibido contactar con extranjeros… ¡cómo si en Israel no viviera una inmensa mayoría de gentes procedentes de todos los lugares del planeta!