Yo también estoy contaminado

Estamos asistiendo, en boca de Carlos Garaicoetxea, a otra caza de brujas más en el País Vasco. La abogacía y la fiscalía del estado español impugnarán hoy todas las listas de Bildu por estar contaminadas y ordenadas por ETA. Al final van a tener razón aquellos dirigentes socialistas que acusaban a ZP de cobarde y de hacer poco por propiciar el fin de ETA. El PP se está llevando al huerto a los PSOEs hasta límites que rayan lo razonable. En vez de acelerar el proceso de disolución de ETA y de normalización política en Euskadi, se están dedicando a poner palos en las ruedas del proceso de paz. El miedo atroz que tienen a la brunete mediática y a las críticas de la derecha los tiene verdaderamente atenazados hasta el punto de estar incurriendo en una dejación de responsabilidades de proporciones históricas.

Una de las noticias estrella de hoy y de las pruebas irrefutables que habían obtenido medios policiales para impugnar las listas de Bildu y las agrupaciones de electores era una conversación privada entre Otegui y su esposa en la que decía que algunos candidatos de la lista de Elgoibar eran «de los nuestros», unas revelaciones para el españolismo constituidas en un auténtico bombazo informativo. Como dice Chomsky tres de las estrategias de manipulación mediática son mantener al público en la ignorancia, tratarlo como a niños y estimularlo a ser complaciente con la mediocridad. No puede tener más razón ¿acaso no se trata de listas de la izquierda abertzale? ¿alguien se puede sorprender de que haya abertzales en ella? ¿que pretenden, que estén compuestas por gentes del PP para que sean admisible para el aparato represor del estado?

La democracia en nuestro país hace mucho que no merece ser llamada con ese término. No ya en el sentido griego de demo kratia —como poder del pueblo—, es que ni siquiera cumple con los estándares de las democracias burguesas occidentales de nuestro entorno. No se puede privar a un porcentaje importante de la sociedad vasca del derecho a presentarse a unas elecciones. Defender que alguien sin cuentas con la justicia no puede formar parte de una lista a las municipales porque pertenece a un sindicato nacionalista o a cualquiera de los partidos ilegalizados es una aberración política. Antiguos miembros de ETA están por ejemplo en el PSOE sin que por ello nadie piense en anular sus candidaturas, no digamos ya de responsables de los GAL o incluso imputados por corrupción o por saqueo de erario público en muchos partidos de los legales.

La Ley de Partidos es muy clara, con abjurar de la violencia explícitamente no queda otra que inscribir a la formación. No hay que pasar una travesía del desierto, no hay que convencer a nadie de que las intenciones de la IA son más o menos honestas, no hay que esperar a la desaparición de ETA ni cualquier otra invención sobrevenida de las que tanto gustan políticos, voceros y tertulianos. La ley es muy clarita y si ahora no les vale a algunos habría que redactar una nueva mucho más antidemocrática que la que ahora está vigente, no queda otra.

ETA ha barajado teóricamente la posibilidad de que el independentismo se presente en las elecciones de cualquier manera posible, solos o acompañados, pero inferir de ahí que Bildu forma parte de ETA es una barbaridad. Las fuerzas de seguridad del estado saben positivamente que la Izquierda Abertzale ha roto la relación de subordinación con la dirección de la banda armada y que han asumido todo el protagonismo a pesar de la oposición de ésta. Usar esta circunstancia para pedir la anulación de las listas de Bildu es otra filigrana de complejo encaje legal. Es como si mañana se encuentra en un Zutabe que la banda terrorista prefiere al Athletic Club de Bilbao entre el resto de equipos de fútbol de la liga y el estado decide ilegalizarlo por formar parte de la estrategia de ETA. A esa barbaridad estamos jugando. Si se trata de apartar definitivamente del juego democrático al independentismo político de izquierdas por asociarlo preventivamente al terrorismo, sería más coherente que el estado español encerrara en la cárcel a los cientos de miles de vascos que se dicen abertzales, así se dejarían de medias tintas y de artificios legales de tan difícil encaje. ¿Estaré también contaminado por escribir estas palabras? Lástima que no pueda presentarme por Bildu para comprobarlo…

Imagen tomada de El Disidente