La última noticia que leà ayer antes de acostarme fue la de la prohibición norteamericana de venta de armas a Venezuela «por su poca cooperación en la lucha antiterrorista». Ya hace tiempo comenté en los Bits, cuando la paralización de la venta de aviones de CASA por usar tecnologÃa norteamericana, que de facto EEUU habÃa impuesto un bloqueo militar a Venezuela. Pues bien, a partir de ahora la iniciativa ya tiene carta de naturaleza aunque el Congreso aún no le ha dado el visto bueno definitivo.
EEUU es un paÃs soberano y puede hacer lo que quiera con sus productos. Lo que resulta extraño es que en este paÃs, que es considerado como el paradigma del liberalismo económico, una decisión presidencial pueda intervenir uno de los sectores industriales más pujantes de su economÃa como si se tratase de una economÃa planificada de viejo corte. Claro que en Usamérica los lÃmites entre las empresas, la polÃtica y los lobbys son tan difusas que se cruzan, saltan e interseccionan todo el tiempo en todas las direcciones posibles.
Aún no se ha franqueado el lÃmite ya alcanzado en Cuba, donde el imperio se permite bloquear hasta las ventas de ollas a presión de otros paÃses que el gobierno trata de popularizar para potenciar el ahorro energético, pero tiempo al tiempo, todo se andará.
Pero lo más divertido de la noticia son los motivos que EEUU ha esgrimido para justificar este nuevo paso en la confrontación diplomática entre ambos paÃses. Lo más grave que le imputa a Venezuela es que «tolera a terroristas en su suelo y mantiene relaciones con Cuba e Irán». Si el resto de estados se tomaran en serio las palabras del Departamento de Estado, el resto del mundo deberÃa cesar todas las transferencias militares y tecnológicas a este paÃs.
Baste recordar el estado en el que se encuentra el proceso de extradición del terrorista Posada Carriles y varios más de su banda, refugiado en EEUU tras ser detenido en Panamá por uno de sus intentos de asesinar a Castro que podrÃa haber desembocado en una matanza de estudiantes universitarios que asistÃan a su conferencia. Posada estaba en la cárcel pero fue liberado tras la derrota electoral de la derecha temiendo las autoridades americanas que fuera extraditado a Venezuela para ser juzgado por la voladura de un avión cargado de ciudadanos cubanos. Desde el momento en que fue excarcelado se dirigió a Méjico, y desde ahÃ, entró «ilegalmente» a casa donde se encuentra protegido por las autoridades para las que presta sus servicios como agente terrorista. Sin dejar temas relacionados con Venezuela, es fácil comprobar cómo el imperio está usando a los terroristas paramilitares colombianos para tratar de desestabilizar al gobierno de Chávez. Participaron en el golpe de estado provocado por EEUU y ahora se están infiltrando por la frontera colombiana como ya hicieron con Haità (a través de Dominicana) para derrocar al presidente electo Aristide. Pero es que Bush mantiene relaciones privilegiadas con Colombia, cuyo gobierno fomenta y ampara a las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia.
Si hablásemos de EEUU y su práctica habitual del terrorismo de estado, de las torturas, de las detenciones ilegales en cualquier parte del mundo y de los vuelos de la CIA para su traslado a lugares ocultos a los ojos que garantizan el cumplimiento de los DDHH más fundamentales, de la invasión de paÃses al margen de la ONU, del bombardeo de población civil… no pararÃamos. Lo mismo pasarÃa con las alianzas de su polÃtica exterior en el pasado reciente y en el presente, los dictadores más sanguinarios, los estados racistas de Sudáfrica o Israel cuando permanecÃan bloqueados por la ONU por sus execrables prácticas, estados agresores, paÃses terroristas… están y han estado en la cartera de clientes preferentes del imperio. Sus mentiras no se las creen ni ellos.
Las pamplinas de El País.
Desde Caracas, un experto (sic), John Sweeney, denunciaba:
vamos, representan la encarnación de todos los males del mundo.
Venezuela debería contestar con un corte petrolero, para evitar que EEUU siga cometiendo actos de terrorismo de estado con el crudo venezolano, sería una medida de reciprocidad de las usuales en diplomacia