Conforme va pasando el tiempo se van obteniendo las pruebas que relacionan a los ejércitos invasores con las matanzas de civiles inocentes. Cada vez más se documenta objetivamente que los militares supuestamente desplegados en misión democratizadora se comportan como verdaderos escuadrones de la muerte terroristas que asesinan a sangre fría a civiles, a mujeres y a niños. Las comparaciones con lo sucedido en Vietnam son bastante recurrentes en los media de todo el mundo cuando el conocimiento popular de las atrocidades cometidas por los marines hizo que la opinión pública usamericana forzara la retirada de sus tropas del país asiático.
Tras la divulgación de las ejecuciones de Haditha, hoy la BBC hace pública otras once más que afectaron en la localidad de Ishaqi a 11 personas, de las cuales 4 eran mujeres y cinco eran niños. Es de suponer que se desate una ola de críticas en todo el mundo y se desacredite aún más la sacra misión de Bush II el Cruzado y sus divinas misiones. El propio primer ministro Maliki (no confundir con nuestro payaso aunque lo pueda parecer) no ha tenido más remedio que denunciar lo que parece una situación bastante más común de lo que en un principio pudiera esperarse del referente democrático que pretende esparcir por las buenas o las malas su semilla de libertad, justicia y democracia por todo el planeta. Para que su gobierno fuera creíble e independiente debería pedir inmediatamente la retirada total e inmediata de todas las tropas extranjeras instaladas en suelo mesopotámico, algo que el que suscribe desea y en absoluto no espera que se haga realidad.
El que sí que ha estado sembrado es el pato Rumsfeld, que pretende arreglar los excesos de sus chicos con unas clasecillas de ética. Así que a la lección primera del manual del buen invasor que dice «matar moros es bueno, todos los árabes son terroristas, la mujeres moras son culpables porque son las que paren los futuros terroristas, no puede dejarse que los niños crezcan para convertirse en combatientes enemigos…» se le va a añadir aquella coletilla que hizo famosa Henry Kissinger: «Haced lo que queráis, pero lejos de la prensa».