Quien aún mantenga que lo que acontece en Siria o en Libia son revueltas democráticas inspiradas en lo sucedido en Egipto y Túnez, es por pura ignorancia, porque está intoxicado de propaganda o porque prefiere creerlo así por convicción ideológica aún a sabiendas de que es absolutamente falso. Basta seguir el rastro de la peor teocracia de Oriente Medio (con permiso de Israel, claro) para darse cuenta de que se persigue en Libia y en Siria es acabar con dos molestos regímenes seculares independientes de las políticas de EEUU y de sus agentes en la región. Aunque se ha tratado de ocultar por todos los medios a través de la acción de los medios de desinformación masivos, la naturaleza de los opositores a ambos regímenes usados de quintacolumnistas por occidente son integristas islámicos afines a las monarquías wahabistas del Golfo. No son demócratas, persiguen estados teocráticos donde impere la sharía coránica como primera fuente de legislación. ¿Cómo puede EEUU y la UE apoyar a estos sátrapas? —se preguntará más de un bienintencionado. Pues como apoya y se apoya a todo el resto de tiranías del Golfo encabezadas por Arabia Saudí. No es nada nuevo ni sorprenderá a quien sepa leer e interpretar la prensa.
Alguno podrá ir incluso más lejos. Bin Laden era saudí, igual que la mayoría de los terroristas que perpetraron el 11S. ¿Casual? ¿Es casual que haya dos mil combatientes de al Qaeda luchando contra Gadafi en Libia? ¿es casual que varios comandantes de los rebeldes hayan sido entrenados encarcelados en Guantánamo? Que cada cual piense lo que quiera pero, desde luego, no está nada claro, nada es como nos cuentan.
Esta semana se han recrudecido las protestas en Bahrein. La minoría oprimida confía en la democracia para lograr la representatividad que le correspondería por pura aritmética poblacional. ¿Cuál ha sido la reacción de Arabia Saudí como potencia ocupante del reino? Reprimir violentamente a los huelguistas y manifestantes, para eso invadió el país. En total ya van decenas de muertos pero no se ha oído nada de investigaciones de crímenes contra la humanidad, de apoyo a sus justas reivindicaciones de libertad, de armas para los rebeldes, de intervención de la OTAN.
Al Jazeera, como buen lacayo de Arabia Saudí está jugando su papel. Como portavoz del gobierno de Qatar, sirve a las petromonarquías —y a EEUU e Israel—. En este caso ocultando lo que se pueda las noticias. En otros magnificando, falseando e incluso inventando noticias para adormecer a la población árabe. Lo sucedido con la toma de Trípoli ha sido bastante ejemplificador, han llegado a montar escenarios falsos y usar actores para vender el arresto del hijo de Gadafi y la rendición de su gobierno como ha quedado más que demostrado y hasta reconocido por el responsable del Consejo Nacional de Transición libio, esos que gustan llamar rebeldes aunque sería más correcto llamarl contrarrevolucionarios.
La buena noticia es que, a pesar de la sequía informativa, la gente sigue pidiendo democracia por medios pacíficos en Bahrein aunque se encuentran solos y contra todas las corrientes que dominan el mundo.