Tiempo de balances

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Mientras la agresión a Líbano ha cesado por el momento, es hora de balances, análisis y consecuencias. Olmert está realmente tocado, algunos hablan directamente de la caída completa del gobierno por el fracaso estrepitoso de la guerra emprendida para acabar con Hezbollah y su capacidad de lanzamiento de misiles contra el territorio israelí. A pesar de la propaganda, pocos dudan de que esta guerra de agresión estaba preparada de antemano y que el secuestro de los dos soldados no fue más que una excusa para iniciar una operación que sonaba a venganza por la expulsión del sur de Líbano en el año 2000 tras una guerra de desgaste que Israel no pudo soportar por más tiempo. A pesar de todo, Olmert no ha logrado su objetivo y Nasrallah ha reafirmado su liderazgo en la misma medida que el primer ministro sionista lo está perdiendo por momentos. No hay más que ver la portada del diario The Economist para darse cuenta de ello.

Para colmo, a las sospechas de corrupción del jefe de las fuerza armadas, se le unen dos casos de acoso sexual, uno del ministro de justicia, quien es muy probable que dimita en breve por forzar a una soldado para besarla y otro en el que puede estar implicado el propio presidente de Israel, Moshe Katsav, por coaccionar a una empleada para que mantuviese relaciones sexuales con él.

Los reservistas denuncian que les enviaron a luchar como a patos de feria a merced de la resistencia libanesa en lo que califican como una auténtica debacle, acusando a sus superiores de mandarlos a la muerte como si no importaran las víctimas.

Muchos buscan el origen de esta guerra en la falta de negociación con los líderes árabes con los que mantienen diferencias desde el año 2000, en la arrogancia de quien cree que puede negociar con sí mismo una salida sin tomar a sus vecinos en consideración, creyendo además que es la única solución posible que todos deben aceptar sin rechistar. Es en ese sentido donde se inserta el fracaso de las retiradas parciales o falsas de Gaza y Líbano. Afortunadamente, parecen darse cuenta de que ese no es el camino y no van a aplicarlo a Cisjordania. Así, el principal punto del programa electoral del Kadima y Olmert, ha sido apartado para mejor ocasión y es probable que nunca se lleve a cabo.

De ser así, convertiría Cisjordania en tres bantustanes rodeados de muros, alambradas, puestos de control y militares. Nada comparable a un estado viable y si a varias cárceles guetos o a enormes campos de concentración. Esa es la solución que el sionismo tiene reservado a Palestina: un lugar donde tener a los palestinos dando vueltas como cucarachas encerradas en una botella, como se atrevió a decir un antiguo responsable del ejército; un buen sitio donde poder provocarlos fácilmente y así poder machacarlos fácilmente diciendo que es en defensa propia, como reconoció otro famoso general que era la estrategia usada tradicionalmente contra ellos y que siguen usando hoy día.

Muchas voces que apoyaron la guerra y que se descolgaron antes de la última ofensiva o tras ver los crueles asesinatos de civiles están pidiendo la convocatoria de conferencias de paz, de acuerdos duraderos con los vecinos, de la devolución de los territorios robados a Siria, Líbano y, por supuesto, a Palestina, el origen de todos los males que aquejan a la región y la verdadera prueba de fuego de la nula voluntad de Israel a negociar, prefiere la guerra, las vidas de sus soldados, de sus civiles, la guerra eterna a plantearse la retirada de la tierra robada en Cisjordania y Jerusalén este.

En el frente diplomático las cosas no van como tenían planeadas, nadie se compromete a desarmar a Hezbollah, sólo se han comprometido con el gobierno libanés a quitar las armas de la vista en el sur, a no hacer ostentación pública de ellas. Ningún país quiere hacer el trabajo que Israel fue incapaz de afrontar, hasta que esos términos no se aclaren, casi nadie se compromete a enviar fuerzas de interposición a la región, sólo hay comprometidos en firme unos cientos de soldados de los 15.000 previstos, ni siquiera el liderazgo francés está asegurado. Para colmo, Israel se pone delicado y quiere impedir que países con los que no tiene relaciones diplomáticas integren la misión de la FINUL ampliada.

Mientras se despejan los escombros, el goteo de muertos no cesa de aumentar en Líbano, como también aumenta la factura de la reconstrucción que tendremos que pagarla los de siempre, los europeos. EEUU vende armas, Israel las usa y nosotros reconstruimos. A ver cuándo a Israel se le hace pagar por el daño causado como Irak sigue pagando a Kuwait. En Líbano se calcula que son ya 3,6 billones (americanos) de dólares, mientras que en Gaza son más de un millón y cuarto de dólares. Aunque, mientras llega la ayuda internacional, sólo los de Hezbollah han comenzado en serio con la reconstrucción y el pago de daños a los afectados.

Pero la guerra sigue en Palestina, las excavadoras están hoy en Jenin destruyendo cosechas de granjeros palestinos y condenarlos al hambre y la mendicidad internacional, siguen los asesinatos selectivos y las muertes de civiles inocentes. Y ello a pesar de las negociaciones para un alto el fuego, el intercambio de prisioneros y de la formación de un gobierno de unidad nacional que saque del marasmo actual a las negociaciones de paz, inexistentes desde hace ya demasiado tiempo aunque todo el mundo se refiera al «proceso» de paz como si fuera algo más que un simple espejismo del desierto.

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