
No importa si la realidad no se ajusta a nuestros deseos, podemos inventamos otra. Esa parece ser la máxima de muchos de nuestros columnistas “expertos” en política internacional. La misión de observadores de la Liga Árabe ha concluido que no han visto nada alarmante ni si quiera en Homs, donde nos habían contado que se libra uno de los episodios de represión mas violenta desde los sucesos de Tiananmen.
Pero nuestros mercenarios de la pluma no se lo creen, es mas, tratan de demostrar que los integrantes del grupo enviado por la Liga Árabe no son dignos de tal encargo. Si hubieran condenado al régimen de Asad sin paliativos hubieran sido lindos corderillos, en cambio, ahora son genocidas que encubren a otro genocida. Lo de siempre. Como si la Liga gringa no hubiera condenado a priori al gobierno sirio basándose en informaciones de Al Yazira, que maneja los muertos de 500 en 500 usando únicamente las fuentes de los rebeldes.
Ya sucedió en Libia, donde las distintas oleadas de observadores no encontraron indicios de muertes por represión. El Tribunal Penal Internacional sólo encontró sospechas de siete crímenes perpetrados por el gobierno. Pero claro, fueron silenciados igual que el informe de Ashton tras las inspecciones de la ONU. Los crímenes de la OTAN ya no importan, tampoco los de los salafistas, ni los de Al Qaeda. Sólo los del legítimo gobierno de Gadafi suplantado ahora por marionetas extranjeras que han destruido y empobrecido al país de mayor calidad de vida de África para robarle su petróleo y minar su influencia exterior.
Ahora se trata de derrocar a otro régimen laico para ubicar a una república islámica amiga de Occidente y supeditada al ejército de Israel. Los mismos planes de Bush de rediseño del mapa de Oriente Medio llevados sutilmente a cabo por Obama. La eliminación sistemática de los enemigos del imperio con miras finales de machacar a Irán, el único contrapoder serio que queda en la región a la hegemonía de Israel y Arabia Saudí.
Cuesta creer que profesionales de la información caigan una y otra vez en las estratagemas de los departamentos de información de gobiernos y estados. Las mentiras de la primera Guerra del Golfo son perfectamente conocidas, el montaje de las ADM de la invasión de Irak era tan burdo que aún debe provocar sonrojo en los periodistas dignos de ese nombre que sirvieron de altavoces de los propagandistas de Washington. Las mentiras de Libia son demasiado frescas, pero no tardarán en ver la luz. El informe del programa nuclear de Irán de la AIEA es de risa, sobre todo cuando sus informes mas recientes están desmentidos por todas las agencias de inteligencia de EEUU. Pero nada de eso importa. Hay que acabar con Siria y todo vale para ello.
Día sí, día no, la prensa oficial publica cómo se esta entrenando a los manifestantes pacíficos que ponen bombas, atacan con misiles o toman con armas ciudades enteras. En Turquía, salafistas son entrenados en guerra urbana, lo que en otro momento se llamaría simplemente terrorismo. Francia ya está prestando apoyo militar, países del Golfo tienen a mercenarios y militares sobre el terreno. Los integristas libios están mandando tropas para combatir a los infieles. Hace muchos meses que se sabe que el mercado negro de armas en la región está agotado. La ONU reconoce abiertamente que la situación es de guerra civil. A veces incluso afirman que hay muchos muertos, cientos, del lado oficial. Sin embargo, todo eso se olvida en los análisis de la prensa. El discurso oficial hace muchos meses que está trazado y no puede moverse ni un ápice. Los coristas no hacen sino repetirlo.
A pesar de las evidencias, repiten como loros que los pacíficos rebeldes están solos, que necesitan ayuda internacional. En las manifestaciones, que cada vez se parecen más a flashmobs por y para internet, se pueden ver carteles que piden una exclusión aérea similar a la de Libia como excusa para una nueva intervención militar «humanitaria» que asesine a decenas de miles de personas. Necesitan una nueva trola, una nueva Bengasi, para doblegar a Rusia y a China en el CSNU. Por eso a los coristas y cortesanos les ha dolido tanto que la Liga Árabe no haya bautizado así a Homs. Necesitan una supuesta matanza en ciernes que evitar para justificar matanzas mayores de las que nadie hablará a posteriori.
Triste papel de algunos periodistas empotrados con los rebeldes, empeñados en defender lo indefendible. Hablar de revoluciones pacificas mientras a tu vera no dejan de dispararse más y más tiros. Hablar de que se enfrentan a uno de los ejércitos mas poderosos de Oriente Medio y demostrar que son incapaces si quiera de entrar en la ciudad defendida por unos pocos “desertores”. ¿A quién creen que pueden engañar? Decir que no han visto ni un integrista entre sus filas pero afirmar que son jaleados en las mezquitas y que luchan por Alá. Contar sobre ciudades cercadas a cal y canto a las cuales han podido acceder sin dificultad. Achacar con argumentos peregrinos a Assad un atentado de al Qaeda pero tragarse a pies juntillas ruedas de molino como si fueran rosquillas. Es el periodismo inhumano de siempre vestido de crónicas del directo. Lo de siempre, no dejes que la realidad te estropee un buen titular, sobre todo de esos que todo el mundo espera leer, de esos bien pagados…