Irán corta el grifo

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Ayer domingo, Irán decidió dejar de suministrar crudo a las compañías inglesas y francesas por sus reiterados actos hostiles contra la República Islámica. Hoy, este país ha vuelto a advertir que la medida podría verse incrementada a otros estados europeos si siguen manteniendo una posición beligerante, provocando la inmediata subida de los precios del petróleo.

Como todas las noticias, hay que contextualizarlas suficientemente. Esta ha sido la respuesta persa a la decisión de la UE de secundar un embargo petrolero y económico para forzarle al abandono de su programa nuclear civil. Sin embargo, algunos países habían pedido un periodo de transición para asegurarse nuevos suministradores que suplan las necesidades de petróleo que acabaría a principios de julio. Lo que ha hecho Irán, ha sido adelantarse y acabar con el periodo de gracia que se habían concedido sus enemigos para atentar contra él. Es lo que puede suceder cuando se descubren tan rápidamente las cartas.

También es necesario recordar que Francia e Inglaterra mantienen un despliegue militar —junto con EEUU— frente a las costas de Irán amenazando permanentemente desde hace varios años con emprender una guerra para tomar el control de su petróleo, que ya se sabe que lo nuclear es solo una pura excusa como la de las armas de destrucción masiva de Irak. Es probable que la intimidación militar haya tenido que ver en la adopción de estas primeras medidas, aunque también el poco nivel de comercio petrolero es algo que habrá sido determinante. Pero la amenaza de hoy es directa para España, Grecia, Holanda, Italia y Portugal, cuyo volumen de compra de crudo iraní es mucho más significativo.

Con sólo este anuncio se han producido significativas subidas en el precio del barril de petróleo, el Brent del Mar del Norte para entregar en abril ha subido 1,52 dólares, colocándose en 121,10 dólares y podría llegar hasta los 150, justo en el momento en que la UE acaba de entrar en recesión por segunda vez en poco tiempo. Nada más que con estas subidas, Irán se estaría resarciendo de las pérdidas provocadas por el descenso de ventas, aunque con el exceso de demanda permanente de crudo y el apetito insaciable de China, será bien fácil encontrar nuevos mercados para el medio millón de barriles de petróleo que la República Islámica vende a diario a Europa. El efecto boomerang contra nuestra economía es más que palpable.

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