La isostasia define un proceso geológico por el cual las placas tectónicas de la corteza terrestre que sustentan los continentes, se encuentran permanentemente en un equilibrio dinámico, flotando literalmente sobre un manto de lava en estado líquido. Si, por ejemplo, una placa acumula mayor peso derivado de erupciones volcánicas, tenderá a hundirse más en el mar de lava, si por el contrario, lo pierde por erosión o por el derretimiento de grandes masas de hielo, hará justamente lo contrario.
Cuando una placa literalmente choca con otra, por causa de la deriva de los continentes se liberan enormes fuerzas orogénicas que provocan terremotos, plegamientos, fallas, etc., capaces de remodelar incluso la corteza terrestre. Por poner un ejemplo cercano, los Pirineos nacieron durante el plegamiento alpino, tras la colisión de la placa euroasiática y la africana.
Apliquemos este principio equilibrador a las sociedades humanas. Imaginemos que, de un lado, tenemos un continente cuya población se muere de hambre, junto a otro donde pagan por destruir alimentos y así mantener elevados sus precios; un continente que subvenciona la producción de alimentos para exportarlos por debajo de su precio de coste junto a otro donde se abandonan cultivos porque, obviamente, no son rentables. Tenemos un continente donde los habitantes del otro los dejan sin los recursos pesqueros que usaban para subsistir. Un continente con pleno empleo (o casi), con un sistema de protección social, estado del bienestar, sanidad, educación, esperanza… frente a otro donde sus gentes no tienen trabajo ni perspectivas de tenerlo, donde el estado apenas si existe y en todo caso es incapaz de garantizar una vida digna y plena a su ciudadanía.
El brutal saqueo de las riquezas acontecido durante la época colonial no ha cesado hoy en día. Las transferencias netas de materias primas, dinero y recursos del sur al norte son una constante en la actualidad, como también lo son las guerras neocoloniales por el control de recursos naturales, como el petróleo y el gas, los metales preciosos… e incluso el agua.
¿Qué podemos esperar de todo esto? La consecución del necesario equilibrio, se puede lograr de dos formas posibles: o bien se traspasan los recursos necesarios para que los habitantes del continente desfavorecido vivan de una manera parecida a la de sus vecinos, o bien estos emigrarán masivamente ante la esperanza de un status mejor que su tierra no le puede proporcionar. No hay más solución, cualquier valla, muro o concertina que se coloque, lo único que podrá es retrasar lo inevitable, es como tratar de contener una masa de agua a presión, si se tapa una salida, encontrará otra por donde escapar.
África es un continente a la deriva y totalmente desequilibrado, en su devenir ha encontrado de nuevo al continente con el que ya tropezó en tiempos geológicos. Las regiones de Asia Occidental las hemos desequilibrados justamente por sus riquezas geológicas. Las áreas europeas limítrofes con ellas son las que están sintiendo de primera mano las olas migratorias pero, tarde o temprano —como el mismo plegamiento alpino— afectará a toda Europa. Y eso será así, quieran o no quieran verlo en esta Unión Europea cada día más insolidaria y enrocada sobre sí misma, sobre el terruño patrio.
Es lo que est pasando mi querido Juanlu