El recurso al Tribunal Constitucional es una de las últimas cartas que quedan a la clase trabajadora para detener el dislate de reforma laboral que la derecha ha perpetrado contra los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. La conversión de estos en verdaderos esclavos, en siervos sin derechos, es más propio de sistemas feudales o de dictaduras que de democracias y eso es algo que es muy difícil que sea admitida por la legislación de ningún país medianamente democrático.
Pero no ha sido el PSOE ni Izquierda Unida, sino la Generalitat quien ha destapado la caja de los truenos. Un informe jurídico encargado para estudiar si la contrarreforma invadía competencias autonómicas de Catalunya, ha determinado por unanimidad, no sólo que eso es así, sino que además dos artículos —el 12 y el 14— vitales de la misma son claramente anticonstitucionales. El primero de ellos se refiere a la modificación sustancial y unilateral de las condiciones de trabajo (jornada, sueldo y horarios) y el segundo a la negociación colectiva, ambos vulneran claramente el Estatuto de los Trabajadores y la carta magna en varios de sus artículos. CiU esperaba resolver el problema con un pequeño conflicto competencial de índole nacionalista, pero ahora podría verse arrastrada a plantear un recurso al Tribunal Constitucional de mucho más calado contra algunas medidas con las que, ideológicamente, como miembro de la derecha política más rancia, está totalmente de acuerdo.
Sea como fuere, la lucha judicial contra el ataque más grande sufrido por los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, ha comenzado de manera sorprendente, el Consejo de Garantías Estatutarias de la Generalitat de Catalunya ha hecho parte del trabajo previo. En el PP tienen que estar tirándose de los pelos. Con los mercados poniendo en duda la efectividad de las medidas adoptadas hasta ahora, la pérdida brutal de apoyo popular, las dificultades añadidas en la subasta de la deuda del martes, las críticas de la UE, el diferencial con la deuda alemana en guarismos casi de rescate… Rajoy y los suyos han entrado de lleno en su vía crucis particular del que no saldrán en todo lo que quede de legislatura.