Pocos podrán decir ya que el sistema de gobierno que impera en los Estados Unidos de América es una democracia. La Cámara de Representantes ha legalizado hoy prácticas contrarias al respeto a los derechos humanos más fundamentales amparándose en la sacrosanta y omnipresente cruzada por el control del mundo y sus recursos, conocida eufemísticamente como «guerra contra el terrorismo».
Si el Senado la confirma, se derogarán las Convenciones de Ginebra, se eliminarán derechos de los acusados a conocer las pruebas de sus acusaciones, se validarán las confesiones obtenidas mediante la tortura (como durante los tribunales de la santa y católica Inquisición), se dará carta de naturaleza a la definición de «combatientes enemigos» sin ningún derecho y podrá ser aplicable hasta a el que suscribe, se crean de facto las detenciones administrativas (como en Israel) y se elimina la posibilidad de denunciar a torturadores y responsables de torturadores.
De igual manera quedarán aprobadas las detenciones ilegales o secuestros en cualquier parte del planeta y los limbos legales, al menos en los USA, dejarán de serlo. Pero, de igual manera, el país dejará de ser formalmente una democracia —si es que alguna vez lo fue— para convertirse en una dictadura planetaria.
Yo sigo preguntándome como reaccionará la caverna a esa ley tan anti-liberal.
A propósito del restablecimiento de la tortura como método de investigación.
No estaría de más recordar otros momentos históricos. Una vez dijo alguien (creo que Umberto Eco, pero no estoy seguro) que si trajésemos a un caballero de las cruzadas a nuestros dias no se mostraría en absoluto sorprendido por las bombas atómicas ni los rayos laser, sino por que no los usemos contra los infieles que se apropiaron del santo sepulcro. Del mismo modo, postulo, se mostraría asombrado de que en la actualidad no se aplique, jurídicamente avalada, la tortura como forma de obtener información.
Pues bien, el congreso de los EEUU, siguiendo los pasos de la Corte Suprema de Justicia de Israel, está haciendo lo posible por remediar esta situación.
Allá por los principios del siglo pasado una valerosa y hermosa mujer, Rosa Luxemburgo, dijo que el futuro de la humanidad se jugaba entre «El socialismo o la barbarie». Brillante premonición, para aquellos que crean que ese puede ser el final del camino para este sistema, lamento desengañarlos.
Ya estamos en la barbarie.
El capitalismo ES la barbarie.
A no confundirse, barbarie no es la tortura. Barbarie es la «LEGALIZACION» de la tortura.
No hay lucha mas importante en estos dias. El frente de batalla que el capitalismo nos ha impuesto para el siglo XXI es éste. El retroceso de siglos que nos impone nos obliga a retomar no ya las consignas de 1917, sino las de 1789.
Salud y Resistencia ! Que la única lucha que se pierde es la que se abandona.
No es para tanto hombre. Van a prohibir violaciones, mutilaciones, y daños físicos permanentes. ¿¿Acaso quieres algo más??
Si es que los progres os quejaís de vicio. XD
Eso lo seguirán haciendo a hurtadillas…
Democracia en América
EL PAÍS – Editorial – 08-10-2006
Hay síntomas inquietantes sobre la deriva del sistema político estadounidense bajo la presidencia de Bush. La tendencia al predominio del ejecutivo sobre los otros poderes del Estado está rompiendo los equilibrios que fueron característica esencial de la democracia americana. El Tribunal Supremo está convocado a pronunciarse en breve sobre algunos efectos de esa tendencia, y la ciudadanía también podrá hacerlo en las elecciones del 7 de noviembre. Bastará con que los republicanos pierdan una de las dos Cámaras del Congreso para que por impulso del otro gran partido se abran comisiones de investigación sobre los excesos de la actual Administración en muchos terrenos.
Desde su concepción de la guerra contra el terrorismo como justificación de la invasión de Irak, con efectos humanos y económicos desastrosos, a la gestión de crisis como la provocada por el huracán Katrina, la figura de Bush está siendo sometida a un exigente escrutinio intelectual, como el que realiza en su último libro el periodista Bob Woodward, famoso por el caso Watergate. En otro nivel, el escándalo del congresista Mark Foley, que mandaba correos electrónicos de contenido sexual a adolescentes que trabajaban en la Cámara, ha sido considerado por algunos comentaristas como la gota capaz de desbordar el vaso del desprestigio de la actual mayoría.
Sin embargo, la popularidad de Bush ha subido desde la reciente y bien orquestada conmemoración del quinto aniversario del 11-S. Su partido ha vuelto a lanzar una campaña en torno a los valores conservadores, y levantando una vez más la bandera que más éxitos les ha dado estos años: la de la seguridad nacional. Saben que estos valores han ganado terreno en la sociedad americana. El Congreso ha aprobado la ley de comisiones militares, que otorga más poder al presidente del que nunca haya tenido un ocupante de la Casa Blanca, salvo en tiempos de guerra; y la supresión de derechos constitucionales básicos, como el hábeas corpus para los acusados de terrorismo, pone en manos del presidente los límites de lo que se puede considerar tortura a prisioneros, permitiéndole interpretar a conveniencia las garantías de la Convención de Ginebra. Cualquier persona detenida en cualquier lugar como «combatiente enemigo ilegal» podrá ser retenida sumarialmente, sin garantías. Son síntomas del alejamiento de algunas de las tradiciones más firmes de la democracia en América. Bush ha pretendido justificarse invocando a Churchill. Pero el premier británico lo tuvo claro: se opuso radicalmente a la tortura, considerando que los demócratas no pueden imitar a sus enemigos en aras de una supuesta eficacia
Bush promulga ley que autoriza el uso de la tortura y anula el habeas corpus
David Brooks
Rebelión
El presidente George W. Bush promulgó hoy la ley que autoriza el uso de la tortura y anula el derecho de habeas corpus para los que sean designados enemigos por el gobierno de Estados Unidos.
La llamada Ley de Comisiones Militares de 2006 autoriza un programa de interrogatorios de detenidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otras dependencias y su fiscalización ante nuevos tribunales militares, conocidos como «comisiones».
Sin embargo, críticos -incluso abogados militares, ex altos oficiales militares y diplomáticos y defensores de derechos civiles y humanos- han denunciado que la ley en efecto legaliza la tortura y anula el antiguo derecho fundamental de habeas corpus (protección del arresto arbitrario).
Pero Bush declaró este martes que la ley «salvará vidas estadunidenses» y la caracterizó de medida sumamente importante en la «guerra contra el terror», la cual «permite que la CIA continúe con su programa de interrogar a líderes y operativos terroristas clave».
Afirmó el mandatario que el programa ahora autorizado bajo esta nueva ley «ha sido uno de los esfuerzos de inteligencia mas exitosos en la historia de Estados Unidos y ha ayudado en prevenir atentados contra nuestro país».
En la ceremonia en la Casa Blanca para la promulgación de la ley, Bush aseguró que «esta legislación cumple con ambos el espíritu y la letra de nuestras obligaciones internacionales. Como he dicho antes, Estados Unidos no tortura. Es contra nuestras leyes y contra nuestros valores».
Hizo énfasis en que la ley establece protecciones a los agentes y funcionarios estadunidenses para que no sean sujetos de ser demandados o acusados «por terroristas» de violaciones de la ley internacional (y nacional) por ejercer sus deberes bajo este programa.
Advirtió que sin este programa, la «comunidad de inteligencia cree que Al Qaeda hubiera tenido éxito en lanzar otro atentado contra la patria estadunidense». Además, indicó, la ley «nos permitirá fiscalizar a terroristas capturados por crímenes de guerra con un juicio pleno e imparcial».
Al señalar que la legalidad del sistema de tribunales militares especiales que él había autorizado ha sido cuestionada ante los tribunales, inclusive por la Suprema Corte, dijo que la ley ofrece ahora la autorización explícita del Congreso para estos tribunales. Insistió en que estos tribunales ofrecerán un «juicio imparcial».
Como siempre en este tipo de evento, Bush colocó todo en el contexto del 11 de septiembre de 2001. «Esta nación llamará a la maldad por su nombre. Responderemos al asesinato brutal con justicia paciente», afirmó al honrar la memoria de los que perecieron en los atentados contra Washington y Nueva York.
Sin embargo, para los críticos, éste fue un día triste para la república. «Con su firma, el presidente Bush promulgó una ley que es inconstitucional y antiestadunidense», dijo hoy Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Americana de Derechos Civiles.
«El presidente ahora puede -con la aprobación del Congreso- detener indefinidamente a gente sin cargos, enjuiciar basándose en pruebas secundarias, autorizar juicios que pueden condenar a muerte a gente en base de declaraciones que fueron extraídas de testigos literalmente a golpes y cerrar completamente la puerta de los tribunales a los que solicitan una petición de habeas corpus. Nada podría ser mas lejano de los valores estadunidenses que todos tenemos en nuestros corazones que la Ley de Comisiones Militares», afirmó Romero.
Ex abogados militares de los más altos rangos, ex diplomáticos de gran prestigio (tantos conservadores como liberales), personajes como el ex general y ex secretario de Estado Colin Powell, las principales asociaciones nacionales de abogados y más han repudiado esta legislación durante meses por considerar que anula aspectos casi sagrados del sistema legal estadunidense y viola los compromisos internacionales fundamentales, como la Convención de Ginebra.
Vincent Warren, director ejecutivo del Centro de Derechos Constitucionales, ya había señalado que con esta ley «Estados Unidos se suma a las filas de las naciones del mundo que han autorizado la detención indefinida sin juicio y la tortura sin rendir cuentas».
Dura crítica del Times
El diario The New York Times, en su editorial principal del domingo, de nuevo denunció las medidas de la nueva legislación al señalar que anula un principio esencial de la justicia estadunidense, la protección de los inocentes.
Argumentó que ahora toda persona designada «combatiente ilegal» por el Poder Ejecutivo es considerado culpable, y las nuevas medidas están diseñadas para confirmar esa culpabilidad.
«La Ley de Comisiones Militares hace virtualmente imposible retar un fallo de un tribunal de estatus (que determina si un detenido es o no un combatiente ilegal). Prohíbe peticiones de habeas corpus -el derecho antiguo de prisioneros en sociedades justas de tener su detención revisada- o cualquier caso basado directa o indirectamente sobre las Convenciones de Ginebra», afirmó.
Agregó: «La nueva ley expande de manera peligrosa la definición de un combatiente enemigo ilegal y permite al señor Bush -y al secretario de Defensa- otorgar a quien desean la autoridad de designar a un prisionero como combatiente enemigo».
El Times señala que el presidente insiste en que los estadunidenses deben de confiar en que estos poderes sólo se aplicarán contra gente peligrosa.
«Aun si nuestro sistema fuera basado sobre ese tipo de poder personal y no sobre el imperio de ley, sería difícil confiar en el juicio de un presidente y un gobierno cuyo historial es tan pésimo», señaló el rotativo.
Hubo protestas esporádicas contra la ley, y unos 16 manifestantes fueron arrestados frente a la Casa Blanca esta mañana. Gritaban «Bush es el terrorista» y «la tortura es un crimen», reportó la agencia Reuters. En Nueva York hubo pequeños actos de repudio.
A la vez, organizaciones como el Centro de Derechos Constitucionales y otros ya están promoviendo casos para que algunas de las peores medidas de la nueva ley sean declaradas anticonstitucionales por los tribunales.
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