Retórica para simples

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El intelecto hecho carne, la poesía en movimiento, el filósofo por antonomasia, George Bush jr. ha vuelto a superarse a sí mismo. Posiblemente una indigestión de galletas con sus azúcares bien fermentados o una aparición de su dios vengador y justiciero le inspiró las declaraciones de hoy mismo en las que hacía un paralelismo entre sus victorias en la campaña de Irak con la frecuencia de los ataques a las fuerzas ocupantes. A más bajas del ejército norteamericano, más éxitos de sus soldados. La resistencia lucha contra los norteamericanos y sus colaboradores porque son gentes que odian la libertad y no soportan ver la sociedad iraquí libre. Desde luego, tal alarde neuronal va destinado al consumo nacional. 113 soldados muertos en combate ya comienzan a pesar, la economía no acaba de repuntar y los problemas de la guerra ponen en serias dudas la reelección del emperador.

Todos los politólogos y analistas esperaban que el hijo imitara la carrera del papi, que ganó una guerra y perdió las elecciones por culpa de la mala situación económica interna. Pero es que el retoño va a ser incapaz incluso de ganar la guerra, de arreglar la economía mejor ni hablamos. El precio del petróleo sigue bien alto y las pelas para pagar la cruzada son cada día más difíciles de conseguir. Cuando las carreteras americanas dan pena, cuando las líneas eléctricas son tercermundistas o la cobertura social alcanza mínimos históricos, se hace bien difícil justificar inversiones para arreglar las vías de comunicación o la electricidad de un país extranjero que fue invadido para eliminar unas armas de destrucción masiva que a todas luces no existían. Como todo se sustentó sobre mentiras, ahora no se puede contar la verdad de las intenciones del tío Sam, pues dejaría al desnudo las crudas realidades de la política exterior del imperio, las mentiras del 11S y su relación con Sadam y hasta la doctrina de ataques preventivos, que pretenden ocultar los planes de dominación de los recursos de crudo mundiales al precio que sea, incluido el de las vidas de muchos convecinos.