Amigos para siempre (actualizado)

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Ya me he explayado anteriormente sobre las vinculaciones del PP con ETA, su coincidencia estratégica e incluso la inestimable ayuda prestada por la banda terrorista para la llegada al gobierno de la derecha hace ahora ocho años. «Cuanto peor mejor», es la lógica que parece subyacer tras las reiteradas coincidencias en los objetivos de los supuestos enemigos. Pero lo visto hoy en el anuncio de tregua en Catalunya raya el escándalo.

Cuando era el PP el que tenía que dar explicaciones por haber dejado escapar a los dirigentes de ETA en la entrevista con Carod en Francia, los terroristas irrumpen en la campaña para tratar de ayudar a la derecha a renovar la mayoría absoluta que, virtualmente tenían perdida. La publicidad que han conseguido los etarras con esta maniobra ha sido brutal, desproporcionada en relación con su potencial operativo, como viene siendo habitual. No en vano sigue siendo la segunda prioridad en lo que a preocupación político social de los españolitos. Igual que desproporcionada ha sido la reacción de los líderes y portavoces populares. Con la agresividad, violencia y chulería a la que nos tienen acostumbrados últimamente, están intentando por todos los medios romper el tripartito catalán. Ya han demostrado que la izquierda cuando está unida es capaz de conformar una alternativa viable a los gobiernos de derechas, y eso es algo que no soportan. Sobre todo cuando uno de los partidos coaligados es republicano e independentista.

Pero la desfachatez se convierte en supina cuando la amenaza de Rajoy si Maragall no disuelve la coalición es la de romper el Pacto por las Libertades y el Terrorismo. Uno de los acuerdos del Pacto era el no usar el asunto de ETA como asunto electoral o partidario, el pan nuestro de cada día en la agenda del Partido Popular. Algo que ha demostrado fehacientemente este acuerdo es que no ha servido nada más que para crispar la convivencia entre nacionalistas periféricos y centralistas. Si Marianito el cobarde osa cumplir el órdago, amén de echarse más tierra encima de lo que está haciendo en esta campaña, sería el momento idóneo para plantearse un nuevo pacto en el que incluir a todos los partidos políticos sin exclusiones de ningún tipo, no un pacto antinacionalista como rezaba el actualmente vigente desde su preámbulo introductorio.

Pase lo que pase finalmente, este será uno de los principales retos de la próxima legislatura. De lo contrario, el estado español puede acabar dentro de cuatro años como el rosario de la aurora.

Si los estudios demoscópicos demuestran que el PP recompone la mayoría absoluta gracias a ETA, el contubernio debería destaparse, algunos editorialistas barajan la posibilidad de que el anuncio de tregua que consagra la desaparición de Carod del tripartito, es el pago a no haber detenido a la cúpula de la banda en Perpiñán cuando pudieron haberlo hecho sin dificultad con una simple llamada a la gendarmería francesa. Eso sí que es grave.

Carod-Rovira ya ha asumido las responsabilidades por la reunión de ETA, algunos barones del PSOE tratan de seguir hurgando en la herida abierta aún haciendo daño a su propio partido convencidos de la misión histórica de preservar el actual estado autonómico e incluso mutilarlo como ha hecho el PP en los últimos años sin que apenas se hayan oído exabruptos como los que hoy vomitan jocosos.

ETA ha sacrificado a Carod para conseguir notoriedad y echar una mano al PP. Con este movimiento, demuestra que no le importa en independentismo catalán, por lo que el supuesto pacto que supuestamente firmaron ya está roto. ¿Qué más quieren? Lo de la tregua es un puro brindis al sol, ETA prácticamente ha decretado una tregua por incapacidad. El coro mediático nacional, dando más crédito a ETA que a ERC, pide dimisiones casi sin dar explicaciones de por qué es necesaria. Algunos pusilánimes del PSOE se dejan arrastrar por la corriente, poniendo difícil una salida que no pase por un alto precio político por algo que sólo debería haber encumbrado a Carod, como dije en esta misma bitácora.

Quizá lo que debería hacer ERC es pedir el nombramiento de un nuevo conseller en cap para negar las sospechas de vuelta al tripartito tras las elecciones generales que pesaban sobre su líder. Poner su cargo a disposición del partido y refrendar su postura en las urnas, donde se espera que pase de uno a cinco diputados en Madrid, tampoco estaría nada mal. Siempre habrá tiempo de volver a la política catalana.

Pero mientras aquí el PP juega con el gato moribundo, el futuro de Europa se juega sin el concurso de España, más bien contra España y su actitud de bloqueo de la refundación constitucional del proyecto político más importante de las últimas décadas. Pero claro, eso es baladí frente al anuncio de que ETa no matará en un lugar donde no suele hacerlo en los últimos tiempos.

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