No entiendo nada, o mejor no quiero entender el dignificado de las últimas manifestaciones del PP en relación al proceso de paz en Esukadi. Rajoy se ha apuntado rápidamente a la tesis de la ruptura de las conversaciones —oficialmente no iniciadas— con ETA por causa del robo del alijo de pistolas en Francia.
Como razonamiento es impecable, la organización terrorista no desea la paz puesto que se está rearmando y por ello no merece gastar más tiempo y esfuerzos en la búsqueda de la paz. Se trata —dicen— de otra tregua «trampa». Sin embargo, no queda otra alternativa que seguir implicados en el proceso. ¿Es preferible volver a los tiempos de los asesinatos, de los escoltas y de los coches bomba? ¿Es eso lo que quiere la derecha? ¿Se sentiría más cómoda así? Personalmente no le supongo buena fe al Partido Popular que defienden en público muchos socialistas.
Dos motivos pueden impulsar a la derecha a boicotear los esfuerzos de disolución de ETA. Por un lado, el no soportar que sea un gobierno socialista el que ponga fin a casi cuarenta años de violencia cuando la derecha ha hecho de la lucha antiterrorista el leit motiv de su acción de gobierno y la que le ha reportado más réditos electorales usando la estrategia del miedo como arma política. Por otro, el deseo inconfesable de mantener viva —aunque atenuada— a la banda para no abordar definitivamente la solución de las raíces políticas y sociales del problema vasco. En definitiva, mantener conculcada la democracia de manera permanente por encontrarse el país sumido en un marco de violencia estructural.
La primera de las razones aducidas, la electoralista, es de una bajeza moral sin precedentes y por tanto absolutamente inconfesable. La segunda tampoco pueden hacerla pública porque sería tanto como reconocer que el PP ha necesitado y necesita a ETA para mantenerse en el poder y no ceder un ápice en su visión monolítica del Estado heredada de la transición vigilada por los poderes militares y políticos del franquismo.
Así las cosas, tienen que agarrarse a clavos ardiendo para sustentar su discurso en motivos lo suficientemente creíbles para atraerse a su público cautivo y convencer a algún incauto. De ahí las acusaciones contra el PSOE de tener pactada la ruptura del actual Estado Español, de pretender la anexión a Euskadi de Navarra o incluso de encubrir la relación de los atentados del 11M con ETA. Cuentan con el concurso de determinados medios de comunicación para hacerles el trabajo sucio, también con la colaboración de algunas politizadas asociaciones de víctimas que parecen disgustadas ante el hecho de que pueda dejar de haber nuevas incorporaciones a sus estructuras, incluso cuentan con la moderación del gobierno que apenas si suele entrar en el juego de las descalificaciones porque un proceso de paz como este requiere de bastantes dosis de paciencia, sosiego y discreción.
Se basan pues en apreciaciones e interpretaciones subjetivas para montar su falaz argumentario. No me fío de Zapatero, es lo más que pueden decir y eso que hasta ahora, el líder socialista ni ha acercado presos como hizo Aznar en dos ocasiones, ni ha llamado a ETA Movimiento de Liberación Nacional Vasco, ni siquiera ha iniciado conversaciones directas con la organización terrorista.
Este es un momento delicado, ETA está presionando para tener una mejor posición de partida. El gobierno juega tres cartas, el acercamiento de los presos, una interpretación más ajustada a derecho del código penal y la cada vez más apremiante necesidad de Batasuna de mantener su partido o acogerse a otra marca para presentarse a las elecciones. Este es el trasfondo de la situación. Emulando a la fauna ibérica, es como si dos machos cabríos se estuvieran mirando frente a frente, golpeando de vez en cuando las cuernas para medir sus fuerzas y decidir qué hacer, si liarse a cornadas o volverse cada uno por donde había venido.
Ahora más que nunca conviene no perder los nervios y no dejarse arrastrar por el desánimo. El proceso de paz debe comenzar cuanto antes de manera paralela al diálogo político sin exclusiones para superar dos lacras históricas, la violencia y el déficit democrático que la ha abonado hasta nuestros días.
ya te digo. El pp ama a ETA, y si pudieran se acostaban juntos, tiempo al tiempo. Los hay hasta se animarían con el ETA MATAME por 4 votos