Bush ya tiene su trofeo, ha terminado el trabajo que su padre no pudo terminar y la venganza contra el hombre que supuestamente intentó asesinar a su progenitor. Era algo esperable, pero lo que es impresentable son los reportajes que están pasándose hoy en diferentes televisiones españolas, llenos de omisiones, tergiversaciones y manipulaciones:
– Apenas si hablan de la invalidez del tribunal que lo ha juzgado como han reconocido instituciones y organismos internacionales.
– Tampoco comentan las irregularidades del proceso judicial, basta recordar que 3 de sus abogados fueron asesinados durante el juicio, plagado de toda clase de anomalías, presiones, etc.
– Omiten deliberadamente la verdadera razón de las prisas en ejecutar la sentencia por una causa muy muy menor. No querían ver a un Sadam denunciando la colaboración de las potencias occidentales en la masacre contra los kurdos o en la guerra con Irán. Esos crímenes se han quedado sin juicio. ¿Por qué no han esperado al final de los todos los encausamientos para ejecutar las sentencias?
– En la cuestión histórica tanto CNN como otras cadenas pasan como de puntillas por el asunto de la invención del asunto de las armas de destrucción masiva, de la unilateralidad de la guerra, de los centenares de miles de víctimas del embargo, de como occidente armó a Sadam y provocó la guerra contra Irán —e incluso la invasión de Kuwait—, de cómo taparon vergonzosamente la matanza de los kurdos e impidieron la condena de Irak en la ONU, etc, etc, etc.
– Ninguna cadena ha hablado de las pruebas que vinculan a Bush con la decisión de invadir Irak antes de llegar a la Casa Blanca, de cómo se anuló la decisión de operar el petróleo en euros, de cómo se ha privatizado el petróleo para dejarlo en manos de corporaciones usamericanas…
En suma, el grado de sumisión de nuestros media a la doctrina oficial del imperio es, cuando menos, vergonzosa, sobre todo porque se ha demostrado por activa y por pasiva que se basa en puras mentiras, omisiones y montajes de inteligencia ya bastante superados que no resisten ni el más mínimo análisis serio y riguroso. Más de lo mismo
Buenos dias Juanlu, por decir algo.
Sobre la ejecución de Sadam poco o nada que decir y por si no fuera suficiente parió la abuela. ETA ha hecho su aparición de fin de año.
¿ Cómo coño se han colado ? si alguién como yo estas navidades tenia noticias que los cachorros querian continuar con la lucha armada, vuelvo a repetir ¿ cómo coño se han colado ?.
Abrazos y feliz añito 2007 que por cierto promete ser entretenido.
Joer, me desperté con lo de Sadam y por la noche, al volver a casa, me topo con el brutal atentado de ETA. A ver si me entero y puedo postear algo medio armado. Había oído a un político vasco que si en enero no había avances la iban a liar, pero parece que se han adelantado unos días
Feliz y tranquilo 2007
Sadam Husein es inocente
Santiago Alba Rico
Rebelión
El día del Aid-al-Adha, el día en que Alá perdonó la vida a Ismail, el día en que los dictadores musulmanes indultan a los condenados, los estadounidenses ejecutaron a Sadam Huseín; el día en que Dios sustituyó la víctima humana por un cordero, liberando así a los hombres del círculo interminable del sacrificio, EEUU restableció la maldición sacrificial.
A las seis de la madrugada Sadam Huseín subió al cadalso, firme y sereno, según todas las noticias; rechazó la capucha de reo y tranquilizó al verdugo; su dignidad no demuestra ni su superior moralidad ni la justicia de su gobierno, pero rebaja a los ejecutores un peldaño por debajo de su propia abyección. Todo el que se entristezca por su muerte sin ser pariente suyo está loco; todo el que se alegre sin haber sufrido daño de su mano es un criminal. Todo el que no se escandalice está legitimando, y reclamando de nuevo, las decapitaciones en directo de los salafitas, el atentado de las Torres Gemelas, el dolor de los proletarios e inmigrantes de Madrid, el horror del metro de Londres, la sangre de los turistas de Bali y los siniestros abusos de todas las dictaduras, incluyendo a aquellos por los que se condenó al propio Sadam Huseín.
El expresidente iraquí no tuvo un juicio justo y murió, por tanto, tan inocente como el día en que nació; su ejecución le exculpa de hecho de todos sus crímenes, porque castiga su imperdonable error de no haberlos cometido, a partir de 1990, a favor de su verdugo. Un tribunal de excepción establecido por un ejército ocupante, sin las más mínimas garantías procesales y animado exclusivamente por un principio retributivo y ejemplarizante, es tan legítimo y justo como el que formasen diez mafiosos para acuchillar al miembro de una familia rival o cien esbirros del Ku-Klux-Klan para linchar a un delincuente negro. Sin un juicio justo, no se ha probado que Sadam Huseín fuera culpable y, una vez muerto, ya nunca se podrá probar. El día del Cordero su inocencia resplandece como la de Ismail en el ara del sacrificio y quizás la firmeza y dignidad del reo, con el Corán bajo el brazo, se alimentase justamente de este recuerdo y de esta identificación, que otros muchos, en todo el mundo árabe y musulmán, establecerán espontáneamente.
Sadam Huseín era inocente y su inocencia, inalcanzable ya para sus verdaderas víctimas, atizará el fuego de nuevos sacrificios, nuevas venganzas, nuevas matanzas, nuevas degradaciones de la humanidad. Estados Unidos no ha matado al criminal sino al testigo y, al hacerlo precipitadamente y con el más absoluto desprecio por el Derecho, ha absuelto al condenado y ha justificado a todos los terroristas del planeta; matando injustamente al injusto ha legalizado la injusticia. Si Sadam Huseín no existe, todo está permitido.
La ejecución de Sadam Huseín, lo sabemos, no es ni mucho menos lo peor que ha hecho EEUU en Iraq, pero revela en un fogonazo la monstruosidad de la ocupación. Ha perjudicado a las víctimas del expresidente, que ya no podrán juzgarlo de verdad; ha denigrado un poco más, a escala mundial, los conceptos de democracia y de derecho y nos ha restado aún más autoridad para condenar moralmente, en nombre de nuestros valores superiores, los atentados en los que mueran nuestros hijos. Los neocón de Libertad Digital celebrarán el sacrificio del malvado y aprovecharán para reclamar la pena de muerte contra nuestros “terroristas” en España y quizás las ilustres plumas de El País –Juan José Millás o Maruja Torres- encuentren alguna fórmula ingeniosa y divertida para que nos riamos al mismo tiempo de la dignidad barbuda de Sadam Huseín y del relincho de satisfacción de George Bush, demostrando así, con olímpico desapego literario, que están contra todos los lobos, a condición de que gane siempre el que tiene más dientes. Los que creemos, en cambio, que no es el momento de ponerse a inventar más sierras ni de reírse por igual de fuerzas desiguales y desigualmente injustas, llamamos a apoyar una vez más la democracia, el derecho y el Estado en Iraq, representados por la legítima resistencia, civil y armada, contra el invasor y sus fuerzas colaboracionistas.
La única manera de que no haya más inocentes como Sadam Huseín es que se establezca de una vez por todas un criterio justo de culpabilidad; la única manera de romper con la lógica del sacrificio es imponer la lógica de la soberanía nacional y la democracia, brutalmente suprimidas –con cientos de miles de muertos realmente inocentes- por los sucesores extranjeros de Sadam Huseín. Los que se han alegrado hoy de la ejecución del expresidente iraquí le han devuelto a él la inocencia que no merece y han descontado una cifra más en la carrera cuesta abajo de la humanidad. Las víctimas de esta alegría suman 250 veces la población de Iraq.
Cólera y humillación en el mundo árabe tras imágenes de ejecución de Saddam
El ex hombre fuerte de Irak es empujado hacia la horca, la soga al cuello: las imágenes del ahorcamiento de Saddam Hussein no tienen precedentes en el mundo árabe, donde corren el riesgo de azuzar la ira y la humillación, estiman analistas.
El sentimiento es exacerbado por la elección de la fecha de la ejecución, ya que el ex presidente iraquí, derrocado en 2003 por una invasión liderada por Estados Unidos, fue ahorcado al amanecer del sábado, el primer día del Aid al Adha, la fiesta musulmana del sacrificio.
Esta celebración conmemora el gesto de Ibrahim (Abraham) que, según el Corán, estaba a punto de matar a su hijo Ismael obedeciendo una orden de Dios, cuando éste le envió un cordero para sacrificar en lugar de su hijo.
«Saddam fue llevado (al cadalso) por la fuerza como un cordero a la espera de ser sacrificado», estimó Emad Gad, analista político del centro de Estudios Estratégicos de Al Ahram, en Egipto.
«El principal problema es que la ejecución tuvo lugar en la mañana del Aid al Adha», agregó. «Esto provocará cólera y humillación entre la gente, hayan apoyado a Saddam o no».
«En general, en la región, la gente ya es antiestadounidense. Estas imágenes aumentarán ese sentimiento», apuntó.
Para Nabil Jatib, redactor en jefe de la televisión satelital basada en Dubai Al Arabiya, Saddam Hussein quedará en el recuerdo como «quien enfrentó las amenazas exteriores en nombre de los árabes (…) quien combatió a Irán (1980-1988) y lanzó misiles contra Israel» durante la primera guerra del Golfo, en 1991.
«Las imágenes recrearán la cólera y la frustración para gran parte de las masas árabes. Una vez más, los árabes sintieron que hubo un ataque contra sus símbolos», dijo a la AFP.
La difusión del vídeo completo de la ejecución en la horca de Saddam Hussein por internet es una primicia en su género, al menos en el mundo árabe, estimó Samer Hamzeh, un consultor del grupo Dubai Media Incorporated, que agrupa a Dubai TV y a otros tres canales televisivos.
Saddam fue «ahorcado casi en directo», destacó.
Aunque Saddam se muestra sereno y con gran aplomo en los momentos que preceden a su ejecución, esto no disminuye el sentimiento de humillación, estimó Hamzeh.
«No es su comportamiento lo que se cuestiona. El espectador considerará la imagen como humillante (…) Y la humillación puede provocar cólera y violencia», consideró.
Jatib no comparte esta opinión, y señala que las imágenes del ahorcamiento son destinadas a un uso interno en Irak, cuyas autoridades han adoptado la perspectiva de las víctimas de Saddam.
«El gobierno iraquí está inquieto por la situación interna y sólo está interesado en el impacto interno de las imágenes; las víctimas de Saddam van a regocijarse y sus partidarios se darán cuenta de que la era Saddam terminó de una vez por todas», dijo a la AFP.
Para Emad Gad, no obstante, las imágenes de estos últimos instantes del ex dictador iraquí podrían enviar un «mensaje» a los otros regímenes autoritarios de Oriente Medio.
«Esto puede ser visto por algunos como un mensaje a otros dictadores, lo que les haría reflexionar antes de cometer crímenes contra su propio pueblo», indicó.
AFP 31-12-2006
Nuestra complicidad murió con él
Robert Fisk
La Jornada
Lo hicimos callar. El momento en que el encapuchado verdugo de Saddam jaló la palanca que abrió la trampa de la horca en Bagdad, la mañana del sábado, los secretos de Washington quedaron a salvo. El vergonzoso, excesivo y oculto poder militar que Estados Unidos y Gran Bretaña dieron a Saddam durante más de una década sigue siendo la historia terrible que nuestros presidentes y primeros ministros no quieren recordar. Ahora Saddam, quien sabía la verdadera dimensión de ese apoyo occidental que le permitió perpetrar algunas de las peores atrocidades desde la Segunda Guerra Mundial, está muerto.
Se ha ido el hombre que personalmente recibió ayuda de la CIA para destruir al Partido Comunista de Irak. Después de que llegó al poder, la inteligencia estadunidense le daba a sus serviles colaboradores la dirección en que vivían comunistas, tanto en Bagdad y como en otras ciudades, con el fin de desbaratar la influencia que tenía la Unión Soviética sobre Irak. Los mujabarats de Saddam visitaban cada hogar, arrestaban a todos sus ocupantes y luego los asesinaban. Los ahorcamientos públicos eran para los saboteadores; para los comunistas, sus esposas e hijos se reservaba un trato especial: torturas extremas antes de ser ejecutados en Abu Ghraib.
Existe en todo el mundo árabe la evidencia de que Saddam sostuvo una serie de reuniones con funcionarios estadunidenses de primer nivel antes de su invasión a Irán de 1980. Tanto él como el gobierno estadunidense estaban convencidos de que la república islámica se derrumbaría cuando Saddam enviara a sus legiones al otro lado de la frontera, por lo que el Pentágono recibió instrucciones de dar asistencia a la maquinaria militar iraquí proveyendo inteligencia sobre las técnicas de batalla de los iraníes.
Un helado día de 1987, no muy lejos de Colonia, me reuní con un traficante de armas alemán, quien inició esos primeros contactos directos entre Washington y Bagdad por órdenes de Estados Unidos.
«Señor Fisk, muy al principio de la guerra, en septiembre de 1980, fui invitado a ir al Pentágono», dijo. «Ahí, me entregaron las más recientes fotos satelitales que Estados Unidos había tomado del frente iraní. Podía verse todo en esas imágenes. Había emplazamientos de artillería iraní en Abadan y detrás de Jorramshar, trincheras en la ribera este del río Karun, barricadas antitanque miles a todo lo largo de la frontera iraní hacia el Kurdistán. Ningún ejército podía desear más que esto. Yo llevé esos mapas en un avión de Washington a Francfort y de ahí me trasladé directo a Bagdad en uno de Iraqui Airways. ¡Los iraquíes estaban muy pero muy agradecidos!»
En ese entonces yo cubría la guerra con los comandos de avanzada de Saddam, bajo las granadas iraníes, y ahí noté que los militares iraquíes alinearon sus fuerzas de artillería en posiciones muy alejadas del frente de batalla, lo que decidieron con base en los detallados mapas de las posiciones iraníes con que contaban.
Sus bombardeos contra Irán en las afueras de Basora permitieron que los primeros tanques iraquíes cruzaran el río Karun en sólo una semana. El comandante de esa unidad de tanques alegremente rehusó decirme cómo fue que adivinó cuál era el único puente que el ejército iraní no tenía defendido. Hace dos años nos encontramos de nuevo, en Ammán, y sus subalternos lo llamaban «general», rango que Saddam le concedió después de ese ataque de tanques al este de Basora, cortesía de la información de inteligencia de Washington.
La historia oficial iraní de la guerra de ocho años con Irak registra que la primera vez que Saddam usó armas químicas fue el 13 de enero de 1981. El corresponsal de Ap en Bagdad, Mohamed Salaam, fue llevado a ver el lugar en que se consumó la victoria militar iraquí al este de Basora.
«Comenzamos a caminar y a contar los cuerpos», relató. «Caminamos kilómetros y kilómetros en esa mierda de desierto, contando. Cuando llegamos a alrededor de 700, perdimos la cuenta y tuvimos que comenzar de nuevo… Los iraquíes habían usado, por primera vez, una combinación: gas nervioso que paralizaría los cuerpos de sus enemigos y gas mostaza para ahogarlos desde los pulmones, por eso es que todos habían vomitado sangre».
En ese momento los iraníes denunciaron que Estados Unidos había dado ese terrible coctel a Hussein y Washington lo negó. Pero los iraníes tenían razón. Las largas negociaciones que llevaron a la complicidad de Estados Unidos en esta atrocidad continúan siendo un secreto. Se sabe que el ex secretario de Defensa estadunidense Donald Rumsfeld era en ese momento uno de los punteros del presidente Ronald Reagan. Seguramente Saddam conocía a detalle esta historia.
Pero un documento del Senado que pasó casi desapercibido, titulado «Las exportaciones de agentes químicos y biológicos para uso dual y relacionado con actividades bélicas y su posible impacto en la salud durante la Guerra del Golfo Pérsico», afirmaba que antes de 1985 y posteriormente, compañías estadunidenses mandaban cargamentos de agentes biológicos a Irak. Estos incluían el bacilus antracis, que produce el ántrax y el escerichia coli (E. coli).
Dicho reporte del Senado concluía: «Estados Unidos ha proveído al gobierno de Irak con materiales de ‘uso dual’ que ayudaron al desarrollo de programas de armamento químico, biológico iraquíes, y programas misilísticos, incluyendo elementos para la construcción de una planta química de producción de agentes, dibujos técnicos y un programa para la elaboración de equipo para la guerra química».
El Pentágono tampoco ignoraba hasta qué grado Irak usaba armas químicas. En 1988, por ejemplo, Saddam dio personalmente permiso al teniente coronel Rick Francona para visitar la península de Fao después de que las fuerzas iraquíes recapturaron esta zona que los iraníes habían tomado. Francona era un oficial de inteligencia defensiva de Estados Unidos, y uno de los 60 funcionarios estadunidenses que secretamente daba información sobre los movimientos militares de Irán a miembros del estado mayor iraquí.
El reporte que Francona hizo a su regreso a Washington decía que los militares iraquíes habían usado armas químicas para lograr su victoria. El encargado de la inteligencia de la defensa en ese entonces era el coronel Walter Lang, quien dijo que el hecho de que los iraquíes usaran gas en el campo de batalla «no es asunto que nos preocupe profundamente, desde un punto de vista estratégico».
Yo, sin embargo, vi los resultados. En un largo tren hospital, que volvía a Teherán del campo de batalla, encontré a cientos de soldados iraníes que tosían sangre y moco que provenía de sus pulmones. Los vagones apestaban tanto a gas que tuve que abrir las ventanas. Tenían los brazos y la cara llenos de pústulas en las cuales, en momentos, crecían nuevas ampollas. Muchos presentaban quemaduras espantosas. Esos mismos gases después fueron usados contra los kurdos de Halabja. No es sorpresa que Hussein haya sido juzgado en Bagdad primordialmente por una matanza de chiítas,y no por sus crímenes de guerra contra Irán.
Aún no sabemos y tras la ejecución de Saddam quizá nunca sepamos la magnitud de los créditos que Estados Unidos concedió a Irak desde 1982. El primer tramo, la suma que se pagó por armamento estadunidense proveniente de Jordania y Kuwait, fue de 300 millones de dólares. Para 1987, a Saddam se le había prometido un crédito por mil millones de dólares. En 1990, justo antes de la invasión a Kuwait, el comercio entre Irak y Estados Unidos había crecido a 3 mil 500 millones de dólares al año.
Presionado por el secretario de Estado, el mismo James Baker cuyo reporte pretende sacar a George W. Bush de la catástrofe, concedió nuevas garantías de préstamo a Irak por mil millones de dólares.
En 1989, Gran Bretaña, que también estaba dando ayuda militar secreta a Saddam, garantizó 250 millones de libras esterlinas a Irak poco después del arresto, en Bagdad, del periodista de The Observer Farzad Bazoft. El reportero estaba investigando la explosión de una fábrica en Hilla que estaba usando los mismos componentes químicos enviados por el gobierno de Estados Unidos, y quien posteriormente fue ahorcado en prisión.
Un mes después de la detención de Bazoft, William Waldegrave, ministro de la Oficina del Exterior, señaló: «Dudo que exista, en algún otro lugar del mundo, otro posible mercado a una escala similar a ésta en la que Reino Unido esté tan bien posicionado, siempre y cuando juguemos nuestras cartas diplomáticas correctamente… Unos cuantos Bazofts más u otro brote de opresión interna lo harían más difícil».
Aún más repulsivas fueron las observaciones del entonces primer ministro adjunto, Geoffrey Howe, en lo referente a relajar el control sobre la venta de armas británicas para Irak. Guardó este secreto, según escribió, porque «se vería muy cínico si tan pronto como expresamos nuestra repulsión por la forma en que se trató a los kurdos adoptamos un enfoque más flexible a las ventas de armas».
Saddam conocía también los secretos en torno al ataque contra el USS Stark cuando, el 17 de mayo de 1987, un jet iraquí lanzó una ráfaga de misiles contra una fragata de Estados Unidos, matando a más de una sexta parte de la tripulación de la nave, que estuvo a punto de hundirse. El gobierno estadunidense aceptó la disculpa de Hussein, quien alegó que el navío fue confundida con un barco iraní. Además, se le permitió a Saddam negar el permiso para entrevistar al piloto iraquí.
Toda la verdad murió con Saddam Hussein en la ejecución que tuvo lugar en Bagdad la madrugada del pasado sábado. Muchos en Washington deben haber suspirado con alivio, una vez que el viejo quedó silenciado para siempre.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
Un dato que oportunamente se ha querido olvidar
Tariq Ali
El Mundo
Ha resultado simbólico que 2006 terminara con un ahorcamiento al más puro estilo colonial, que ha podido verse casi completo en la televisión estatal iraquí. Ha sido un año muy de ese estilo en todo el mundo árabe. El juicio de Sadam ha estado tan descaradamente manipulado que incluso Human Rights Watch ha tenido que condenarlo por considerarlo una farsa. Se han cambiado los jueces en función de las órdenes de Washington, ha habido abogados de la defensa asesinados y todo el proceso ha arrojado un tufo a linchamiento en tropel perfectamente orquestado.
La referencia del presidente de EEUU al juicio como «un hito en el camino de la democracia iraquí» constituye la mejor indicación de que ha sido Washington el que ha apretado el gatillo. Los dirigentes de la UE, presuntamente contrarios a la pena capital, han optado por la pasividad, como de costumbre.
Aunque en Bagdad ha habido algunas facciones chiíes que lo han celebrado, las cifras dadas a conocer por una organización verdaderamente independiente, el ICRSS (Centro de Investigación y Estudios Estratégicos de Irak), ponen de manifiesto que el 80% de los iraquíes tiene la sensación de que la situación del país era mejor antes de la ocupación. Sólo el 5% de los encuestados ha respondido que Irak está hoy mejor que en 2003. No es ninguna sorpresa que el 95% considere que la situación en cuanto a seguridad está más deteriorada que antes.
Añádanse a esto las cifras facilitadas por el Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados: 1.600.000 iraquíes (el 7% de la población) ha huido del país desde marzo de 2003 y otros 100.000 lo abandonan cada mes (cristianos, médicos, ingenieros, mujeres). En Siria hay un millón de iraquíes, 750.000 en Jordania, 150.000 en El Cairo. Quizás hayan sido estas estadísticas, más las estimaciones de un millón de muertos entre los iraquíes, lo que ha hecho necesaria la ejecución del depuesto dictador.
Que Sadam era un tirano está por encima de toda discusión, pero lo que oportunamente se ha querido olvidar es que cometió la gran mayoría de sus crímenes cuando era un aliado incondicional de quienes en la actualidad están ocupando el país. Como reconoció durante el juicio, fueron el visto bueno de Washington y el que el gas venenoso le fuera suministrado por la entonces Alemania Occidental lo que le dio la confianza que necesitaba para rociar Halabja con productos químicos en plena guerra entre Irán e Irak.
La doble moral aplicada por Occidente no deja de asombrar. ¿Qué hay de aquéllos que han sido los causantes del desastre que es hoy Irak? ¿De los torturadores de Abu Ghraib, de los carniceros de Faluya, de los ejecutores de las limpiezas raciales? ¿Van a ser juzgados Bush y Blair en algún momento? Es dudoso. ¿Y el ex presidente del Gobierno español, José María Aznar? Ahora lo tienen empleado como profesor de la Georgetown University de Washington, donde el idioma en que se imparten las clases es el inglés, del que prácticamente no sabe ni jota.
Es posible que el linchamiento de Sadam haya producido escalofríos en las clases gobernantes árabes. Si se puede ahorcar a Sadam, también se puede ahorcar al presidente de Egipto, Hosni Mubarak, al monigote hachemí que hay en Amán y a los miembros de la familia real saudí, siempre y cuando aquellos que los derroquen se sientan a gusto cooperando con Estados Unidos.
Tariq Ali es autor de Bush en Babilonia. La recolonización de Irak
Entrevista de Al Jazeera con el escritor iraquí Dr Walid al-Zubaydi
La secuencia filmada de la ejecución de Sadam fue un plan de USA para fomentar la sedición
Al Jazeera
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Comentando sobre las posibles “ramificaciones” de la ejecución de Sadam Husein, Al-Zubaydi dice: “Sin duda alguna, la ocupación en Iraq quería que el último momento de la ejecución arrastrara a los iraquíes hacia lo peor después de que no pudieron realizar la más peligrosa conspiración contra el pueblo iraquí, es decir la sedición sectaria.”
Agrega que la última secuencia de la ejecución fue filtrada a los medios “según un plan de USA que depende de los efectos de la guerra y la propaganda psicológicas que apuntan a lograr un objetivo bien conocido.”
Al-Zubaydi dice: «Obviamente, la última secuencia fue filmada intencional y cuidadosamente. A fin de evitar toda responsabilidad legal respecto a los medios, amañaron las cosas para mostrar que la secuencia fue filmada a escondidas. Todos saben que los USamericanos rodearon la cámara [de ejecución] y que no permitirían cámaras. Así que inventaron la idea de utilizar teléfonos celulares y así no ocurrirían violaciones de las reglas. Sin embargo, esta es una estratagema elaborada para fomentar la sedición Prepararon a alguna gente para excitar a una cierta secta para mostrar que la ejecución fue realizada por motivos sectarios.
Sigue diciendo: “Creo que éste es el último intento del gobierno de la ocupación por penetrar la sociedad iraquí.”
Fuente: Al-Jazeera TV, Doha, in Arabic 0508 gmt 1 Jan 07, original Arabic. Traducción al inglés:. Copyright BBC 2007