Anoche pudimos gozar de un espectáculo nocturno sin par en mis recuerdos estelares. En el impoluto cielo del Parque Natural Sierra de Aracena, bien lejos de cualquier polución lumínica, el eclipse de luna se nos ofreció ante nuestros ojos con todo su esplendor desde una ubicación absolutamente privilegiada rodeado de encinas y alcornoques, en buena compañía e impregnados de la fragancia de una candelá que humeaba a pocos metros de nuestro oteadero. Pude tirar unas improvisadas fotos a pulso forzando la sensibilidad como la que tenéis más arriba, pero la escasez de luz me impidió captar adecuadamente la tridimensionalidad que se podía apreciar en los momentos de más oscuridad y extraño e inusual colorido. Justamente eso fue lo más espectacular de la noche. Para el próximo eclipse como este —dentro de bastantes lustros— prometo estar mejor pertrechado. 😉
Y yo espero verte…jajajaj
En Madrid, una ciudad sin apenas contaminación lumínica y con un filtro invisible que inunda hasta nuestros pulmones la experiencia, fue bidimensional.
Fuera guasas,.Ayer el cielo no estaba especialmente repugnante e incluso se vio alguna estrella, aun así estuvimos de mudanza rosa y no vivi la expereiencia que conociendo el cielo que describes, me lo magino a la perfección.
Un fuerte abrazo…a ver, a ver esas fotitos que te haces de rogar
Que envidia. Quien hubiera podido estar.
Otra vez será.