Esta tesis la he mantenido en numerosas ocasiones en los biTs. Los populares no peden permitir que sea un gobierno diferente al suyo el que consiga que ETA abandone las armas y que se solucione uno de los problemas de los que más provecho electoral han sacado. La estrategia de poner palos en las ruedas a las conversaciones de paz, algo ya ensayado en los tiempos de las conversaciones de Argel, ha desbaratado directa o indirectamente la mejor posibilidad histórica de superar el conflicto vasco en todas sus vertientes. Sin embargo, fuera de los medios de contrainformación pocos se han atrevido a sostener y no enmendar esta afirmación. Por eso me ha sorprendido leer hoy en El País las declaraciones del fiscal jefe Antiterrorista, Javier Zaragoza, quien parece abandonar la corrección política para afirmar que:
>las dificultades que se han suscitado en torno a la política antiterrorista han impedido mayores avances en el proceso de disolución y entrega de las armas por la banda criminal ETA
El artículo sigue:
>De otro lado, el fiscal lamenta que «la crítica permanente», con acusaciones de «cesión, pasividad o inactividad», han contribuido a crear un clima de crispación y de desconfianza en las instituciones, «alentado por algunos sectores mediáticos», que inevitablemente ha dañado la unidad y el diálogo en la política antiterrorista.
En la presentación de su informe anual (2006), ha desmentido con cifras y hechos las acusaciones peperas de entreguismo del estado a los terroristas, el eje de la oposición brutal de la derecha durante el gobierno socialista:
>… la acción del sistema judicial en su conjunto ha sido «firme y contundente», como lo prueba que la fiscalía formuló durante el pasado año 102 escritos de acusación contra 227 etarras, cifra que triplica las acusaciones de años precedentes desde 1999 (año de la anterior tregua de ETA) y duplica la cifra de acusados frente a los años 1999 y 2005.
Sólo falta que el resto de partidos asuman como suyos estos datos y sean capaces de transmitirlos a la sociedad para que no saquen más réditos del uso de la mentira, la manipulación y la tergiversación de la información como llevan haciendo una buena temporada.
[…] Pero también es necesario aclarar que la ruptura de la tregua es consecuencia de la campaña de acoso de la derecha contra un débil PSOE. Rajoy y los suyos ya han cobrado la pieza que pretendían: que un gobierno progresista no pudiera adjudicarse el fin definitivo de la banda terrorista, uno de los seculares problemas de nuestra sociedad desde hace ya demasiados años. La corrección política de los partidos de la izquierda del arco parlamentario y de los medios afines apenas va a incidir en este aspecto, al contrario de lo que ha hecho la derecha y sus voceros en una desaforada campaña para acabar con las esperanzas de paz de nuestra sociedad, que han sido sacrificadas por encima de los intereses políticos de un partido y de los lobbys mediáticos y empresariales que lo apoyan. […]