Últimamente no paran de llegar correos de compañeros de la izquierda alternativa criticando la figura de Chávez con artÃculos extraÃdos de distintas webs de páginas de contrainformación. El fenómeno no es nada nuevo, este goteo siempre ha existido, lo que ocurre es que, tras la muerte del presidente, se ha acrecentado enormemente. El tradicional cainismo progresista llega a un punto tal, que la crÃtica a la izquierda se considera una obligación personal más fuerte incluso que la crÃtica a regÃmenes de signo contrario, a pesar incluso que con ella se favorezca al enemigo común, a los mercados, al capital o al imperio y sus aliados. Rara vez llegan correos de la misma procedencia hablando de asesinatos de periodistas o maestros en Honduras, de nuevos falsos positivos o de muertes de sindicalistas en Colombia, de violaciones de derechos humanos de los mapuches en Chile. Por poner un grave ejemplo, estas mismas personas enmudecieron cuando se encontró la mayor fosa común de la historia del continente en Colombia, a pesar de que el tema se mantuvo semioculto en los medios, y lo hicieron también cuando los dos golpes de estado recientes en la región… parece que sólo les molesta Venezuela y Chávez. ¿Por qué?
Es posible que los medios de comunicación tengan que ver bastante con la cuestión. Invariablemente han contribuido a forjar una imagen de Chávez distorsionada, incluso ridÃcula, ya que siempre se centraron en aquellas situaciones que podrÃan resultar incluso esperpénticas a los estirados ojos de los europeos. Cuando formuló un discurso histórico en la ONU, aplaudido en masa por la práctica totalidad de la Asamblea, únicamente se reflejó en los medios su episodio del olor a azufre que habÃa dejado Bush el dÃa anterior, nada de las crÃticas a una anquilosada y antidemocrática estructura surgida tras la II Guerra Mundial para repartirse el poder internacional entre los vencedores ni la manera de superarla. Chávez cantando, rezando, bromeando, arengando o lanzando improperios contra los gringos y los pitiyankees es lo que, invariablemente, nos han contado los medios. Lo han ridiculizado, demonizado, lo han tachado de dictador, de payaso, de analfabeto… dÃa tras dÃa, año tras año durante los últimos lustros. Defender a Chávez y al bolivariaismo en Europa en esa tesitura podÃa resultar una tarea complicada, tal ha sido la ola manipuladora de los mass media de todo signo y condición.
OÃr hablar, por ejemplo, de las misiones venezolanas en televisión o radio en el estado español ha sido y es algo imposible, salvo por la irrupción relativamente reciente de nuevos medios antiimperialistas como Telesur, RT o HispanTV, de muy baja penetración en comparación con los más tradicionales. Hablar de asamblearismo, de democracia directa o de la puesta en marcha a gran escala de experiencias de democracia participativa era ya cosa de ciencia ficción. Sin una labor documental importante, con el esfuerzo personal que ello supone, sin el uso de fuentes directas o del conocimiento in situ de la realidad venezolana antes y después de la implementación del chavismo, lo más fácil era dejarse arrastrar por el mainstream mediático, aún conociendo sus obediencias. Eso sÃ, añadiendo una pizca de sentido crÃtico para no caer en manipulaciones absurdas, dejando limpias las conciencias individuales, pero sin entrar tampoco en el fondo de la cuestión. Al fin y al cabo, si tanto consenso existe a derecha e izquierda con la figura de un lÃder, tampoco se es quién para cuestionarlo todo… —deberÃan pensar.
Chávez siempre ha sido una figura mediática, por su propia e inherente forma de ser, pero también porque los medios de comunicación lo convirtieron en eso. Quizá por ello ha recibido más crÃticas desde la izquierda que el narcopresidente Uribe, al que le propinaban incluso honores públicos en nuestras tierras a pesar de ser un reputado asesino de masas y sistemático violador de los derechos humanos de su pueblo. Parte de la izquierda ha sentido incluso vergüenza de que al comandante Hugo Chávez FrÃas se lo incluyera dentro de esa filiación polÃtica, de ahà la animadversión hacia su figura y su ensañamiento con ella… a pesar incluso de las conquistas sociales que nadie puede ocultar por abrumadoras. Es puesto asà a la altura de Fidel Castro, a quien de manera mucho más unánime se le considera un dictador aún a pesar de la reciente puesta en evidencia del artificio que sostenÃa a las democracias occidentales, auténticas tiranÃas hoy y siempre en manos de los mercados con polÃticos tÃteres que gobiernan a espaldas de sus pueblos, aunque aún con ciertas libertades formales y un estado de bienestar que nos hace creer en nuestra supuesta superioridad moral.
Es muy fácil desde un eurocentrismo militante la crÃtica superficial a paÃses como Venezuela. Muchos no soportan que Chávez fuera militar. Aquà los militares siempre se han asociado a dictadores y ver a un presidente vestido de miliko da como un poco de grima. Sea por la figura de Franco o por el estereotipo de república bananera, no viste bien, no parece democrático. La falta de empatÃa con realidades sociales muy diferentes a la nuestra está en el origen de esta desafección. La izquierda europea siempre ha sido pacifista y antimilitarista. No queda bien apoyar a un militar que, además, presume de ello. Sin embargo, cualquier cambio social profundo que se produzca en Latinoamérica se tendrá que ejecutar con el apoyo de los militares o, sencillamente, no triunfará. Parte de la influencia norteamericana se ha hecho efectiva en el continente gracias al control que han ejercido sobre el estamento militar en el que aún está muy arraigada es connivencia, ya que muchos cuadros son pupilos de la Escuela de las Américas. La revolución bolivariana sin apoyo militar habrÃa acabado como en Honduras, en asonada. Claro que a muchos de nosotros nos gustan mucho más los levantamientos populares masivos, de abajo a arriba, que acaban en revoluciones y colectivizaciones de tipo anarquista, pero a ver quién es capaz de proporcionarnos un ejemplo vivo de ello para guiarnos en nuestro quehacer diario o puede indicar dónde es plausible que algo asà suceda. Machacar una levantamiento popular porque en él participe el ejército cuando ni si quiera se hace lo propio con paÃses de la región con democracias formales que apenas respetan los derechos humanos e incluso con regÃmenes totalitarios con graves carencias democráticas es alinearse, directa o indirectamente, con el vecino del norte, con el gran satán regional, con Estados Unidos.
Muchas veces se critica también el extractivismo de la economÃa venezolana. Negar la dependencia del petróleo en el paÃs con más reservas de oro negro del mundo es simplemente imposible y pretender lo contrario es una boutade. No obstante, lo verdaderamente relevante es seguirle la pista a los ingresos del petróleo y compararlo con épocas anteriores. Antes de la llegada de Chávez los réditos del petróleo volaban directamente a Estados Unidos en maletines en manos de la oligarquÃa caraqueña. A pocas personas de izquierda podrÃa molestar que ahora se destinen a sanidad, educación o vivienda para los más pobres, los que nunca han sido tenidos en cuenta en el paÃs. Pero también el socialismo del siglo XXI ha servido para el fomento del cooperativismo a gran escala, para el reparto de tierras y para avanzar claramente en el camino a la soberanÃa alimentaria, uno de los talones de Aquiles de la República Bolivariana. ¿Cómo quejarnos de que nacionalicen empresas estratégicas con dinero del petróleo si es lo que aquà pedimos en todas las manifestaciones contra a crisis? ¿Cómo criticar que se monte una banca pública o que se libere un paÃs de las imposiciones del FMI si es con lo que se nos llena la boca a diario desde nuestros púlpitos revolucionarios?
Seamos consecuentes, fijemos nuestras prioridades y nuestras dianas. Las revoluciones bolivarianas son relativamente jóvenes, aún queda mucho por hacer, muchos vicios del pasado que superar, pero el camino iniciado es muy ilusionante. Chávez es lo mejor que le ha pasado a Latinoamérica en los últimos años de su convulsa historia y asà será recordado en el futuro, sobre todo por la gente del pueblo, por los más humildes. Su vida y su obra representa la esperanza en un futuro mejor para todos y todas, especialmente para aquellos que han estado situados deliberadamente fuera de la historia de sus paÃses. En este sentido se ha convertido en un héroe, en un mito, en un referente para muchas personas, en una figura del culto. Probablemente en la vieja y anquilosada Europa ni podamos comprender en su totalidad la profundidad del fenómeno, pero esos millones de personas humildes que lloran la muerte de su presidente o de su lÃder merecen un respeto o una consideración, tanto emocional, como puramente intelectual.
Ya sé que aquà prácticamente nadie llorará por la muerte de ninguno de nuestros lÃderes, que en cualquier caso mucha más gente se alegrará de que, por ejemplo, un lÃder europeo desaparezca fÃsicamente. Tal es el desencuentro acumulado con nuestra clase polÃtica. Pero quizá por ello deberÃamos mirar con otros ojos lo que sucede en Latinoamérica. Basta confrontar la pasión con la que la gente allá se suma a un proyecto colectivo joven e ilusionante con la frialdad con la que el pueblo soporta a duras penas a sus polÃticos sin proyecto, para sentir malsana envidia de no ser partÃcipe de algo asà en nuestros propios paÃses. Hacen falta muchos Chávez en nuestra decrépita Europa.
Como envidio tu esperanza en la revolución, querido amigo, en verdad te considero un espíritu joven, incendiario y hasta cierto punto ingenuo. Por favor, querido amigo, no te olvides de leer cada cierto tiempo a Cioran, resulta extremadamente higiénico. Más en estos tiempos. Hoy el Peñón de Gibraltar se ha convertido en una inmensa teta pezón arriba, supurando líquidos orgánicos y malolientes que al caer al suelo forman charcas pútridas con los colores de todas las banderas del mundo. Ah, y como dice nuestro amigo Manolo Castro, las gaviotas son ratas con alas. La de todos los continentes.
Bueno colega, creo que justamente me estoy volviendo posibilista a la vejez, jajajaja
Por cierto compi, muy buena tu web, ya la enlazaré…
Publicado en Rebelión, Diario Octubre, Una Sociedad Más Democrática Es Posible, De Política e Historia y en Tercera Información
Un gran articulo compañero y un hermoso reconocimiento
a nuestro hermano Hugo.
Salud y ánimo
Gracias y… ¡bienvenido!