Israel, ahondando en el racismo

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La vicepresidenta del Parlamento Europeo ha denunciado en el periódico italiano Liberazione una suerte de proyecto de ley aprobado por el parlamento hebreo el 18 de julio por el que sólo la población árabe de Israel tendrá derecho a comprar las tierras gubernamentales en poder del fondo nacional judío (JFN), un 13% de todas las tierras del país. Luisa Morgantini ha pedido que se retire el proyecto por considerarlo antidemocrático, discriminatorio y racista.

La propuesta de oferta de tierras tuvo una aprobación masiva en la Knsset pues pasó con 64 votos a favor y 16 en contra. El asesor jurídico del parlamento rechazó las solicitudes de retirada en base a que el racismo no estaba explicitado en la oferta, aunque dadas las características de la misma era bastante implícito, como suele pasar con casi todo en la política hebrea.

El partido Meretz se opuso declarando los riesgos que supone presentar a Israel ante el mundo como un estado de apartheid, lo mismo hicieron los partidos árabes, quienes nombraron la medida como una continuación de los robos de tierras árabes efectuados desde 1948. El propio diario Haaretz ha condenado en una editorial la medida que, desde luego, no es la única en su género.

Más información, entre otro lugares en The Alternative Information Center

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  1. Racismo y Apartheid en Israel: Tierra solamente para los judíos

    Fuente: Luisa Morgantini, vice presidente del Parlamento Europeo (Traducción: Departamento de Derechos Humanos, Comité Democrático Palestino – Chile)
    http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=4924

    En el Knesset, un proyecto de ley discrimina a los ciudadanos árabes de Israel

    Ayer (18 de julio), el parlamento israelí aprobó, una lectura preliminar, de un proyecto de ley que señala que todas las tierras que estén bajo el control del Fondo Nacional Judío (FNJ) se asignarán solamente a judíos. De esta manera Israel da otro golpe contra la democracia, abasteciendo de combustible la discriminación y el apartheid. La propuesta del proyecto, iniciada por la derecha israelí, Kadima y Likud, es evitar que los no judíos participen en licitaciones para comprar tierra administrada por el FNJ (Fondo Nacional Judío), el 13 por ciento de toda la tierra del estado.

    El proyecto contó con una masiva mayoría de 64 votos contra 16, a pesar de una discusión previa a la votación en la presidencia del Knesset, en la cual muchos levantaron sus voces contra el proyecto, llamando para que sea cancelado. El asesor jurídico del Knesset rechazó estas peticiones considerando que el “racismo no es explícito en el proyecto”. ¿Entonces cómo se llama a la exclusión de ciudadanos árabes de Israel en la participación de licitaciones para comprar tierras?, ¿A caso esto no es racisismo?; este proyecto fue definido por algunos diputados del Knesset como una “legislación abominable,” esto sólo sirve para institucionalizar la discriminación hacia el no judío y legitimizar una “democracia” sobre una base étnica. Esta ley es apenas una expresión más del racismo y la discriminación en Israel, donde casas de propiedad de ciudadanos árabes son demolidas, existe una expropiación ilegal de sus tierras, además de la demolición y destrucción de sus árboles. La única oposición a esta medida vino por los representantes del Meretz-Yachad, partido izquierdista, comprometidos en la justicia social. “El proyecto aprobado ayer por el Knesset muestra la verdadera cara del gobierno -declararon- y exponen a Israel como un estado de apartheid.” Los partidos árabes, Balad y Raam-Taal, y Hadash, la izquierda judía y árabe, también denunciaron el riesgo de legalizar este “gran robo de tierras” que ha continuado desde 1948 hasta nuestros días hacia los árabes israelíes.”

    La verdadera cara de Knesset no puede ser la cara de Uri Ariel, el primer partido radical de los colonos de este proyecto, por otra parte el aumento del nivel de racismo, y la disminución consiguiente en el nivel de democracia, causará un serio cambio en dirección del apartheid institucionalizado y de la cancelación de todos los derechos.

  2. Israel: un Estado racista
    Fuente: Pedro Miguel (http://navegaciones.blogspot.com)

    No lo saqué de la agencia oficial del gobierno iraní, ni de una página de Al Qaeda, ni de un folleto de Hezbollah; el encabezado de este post es el mismo que el del editorial del 20 de julio de Ha’aretz, uno de los periódicos más importantes de Israel: “Diariamente el Knesset (parlamento) tiene la alternativa de aprobar leyes que impulsen a Israel como un Estado democrático o que lo conviertan en un Estado judío racista. La línea entre ambos es muy delgada. Esta semana se traspasó esa frontera. Si la asesora legal del Knesset no consideró que la propuesta titulada Ley del Fondo Nacional Judío era suficientemente racista para dejarla fuera de la agenda, es difícil imaginar qué legislación podría considerar racista.” Se refiere a la reciente aprobación de una ley que ratifica la exclusión de los no judíos (palestinos y drusos, principalmente) de los beneficios de ese organismo. El Fondo Nacional Judío (JNF, por sus siglas en inglés) creado en 1901 por la Organización Sionista Mundial para adquirir tierras en Palestina. En 1960 la Autoridad de Tierras de Israel se hizo cargo de los predios propiedad del Estado y de aquellos que pertenecían a la JNF y que, en conjunto, representaban el 90 por ciento de los terrenos del país, con el compromiso de permitir su colonización únicamente por judíos. Continúa el editorial: “Aunque el JNF compró tierras para los judíos de la diáspora, el Estado de Israel ha sido establecido y esas tierras deben ser ahora para todos sus ciudadanos. Para aquellos que miran al mañana y no al pasado, el objetivo es crear en Israel un Estado saludable y progresista en el que las necesidades de los dos pueblos preocupen a los líderes y legisladores. La política del JNF se contrapone a los intereses del Estado y no puede discriminar por medio de la ley a la minoría que vive en el país”.

    En el foro de discusión del texto, Yaakov Sulllivan pone el dedo en la llaga: “Israel se define a sí mismo como un Estado judío para el pueblo judío. Los no judíos no salen en la foto, y la mayoría del electorado israelí no quiere que eso cambie. [Los árabe-israelíes] tienen el voto; dejémosles que se contenten con eso o que se muden a sus “propios” países. El hecho que esta ley racista discrimine a los ciudadanos árabe-israelíes no le molesta a la mayoría de los israelíes. Por supuesto, reconocen que es discriminatoria, pero no les importa. En Israel la democracia pertenece a los judíos pero no a los ciudadanos árabes porque el mantenimiento del carácter judío del Estado, que es donde viene el asunto de las tierras, es más importante que la democracia. Ha’aretz puede pensar que esta situación es deplorable, pero la mayoría del Knesset, no. A la mayor parte de los israelíes esto no les perturba y les importa poco cómo lo percibe el resto del mundo. Dirán: ‘Miren a todos los que aquí y allá lo hacen peor’ o bien ‘éste es el único Estado judío en el mundo y no le debemos a nadie una explicación para defender nuestro racismo’.”

    Recordemos: en 1975 la Asamblea General de la ONU aprobó, por amplia mayoría, una resolución en la que se establecía que el sionismo era una forma de racismo. En 1991, la gran mayoría de ese mismo foro anuló la resolución anterior. Pero en marzo pasado, el sudafricano John Dugard, relator especial del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU, comparó la situación de los habitantes legítimos de Gaza, Cisjordania y la Jerusalén oriental con la que padecieron los negros de Sudáfrica durante el apartheid. Resumió el editorial de La Jornada: “separación obligatoria de familias, severas dificultades para desplazarse entre distintos puntos y un sistema de caminos exclusivo para los israelíes implantados en tierras palestinas, ‘algo que no fue contemplado ni siquiera en el apartheid sudafricano’, a decir del funcionario. Adicionalmente, Dugard destacó que los asentamientos judíos al oriente de las fronteras de 1967 –que son, de acuerdo con las resoluciones 242 y 337 de la ONU, las que deben delimitar el mapa de Israel—“constituyen una forma de colonialismo”. Y señalaba el funcionario internacional: “es difícil rechazar la conclusión de que muchas de las leyes y prácticas de Israel vulneran la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial de 1966”. Por favor, lean el informe de Dugard: sin perder la serenidad en una sola línea, lo que ahí se documenta es una muy necesaria bofetada a la conciencia internacional.

    No es la única. A fines del año pasado Jimmy Carter publicó un libro titulado Palestine: Peace, Not Apartheid (“Palestina: paz, no apartheid”) en el que señaló que la política israelí en los territorios ocupados es “un sistema de apartheid, con dos pueblos que ocupan la misma tierra pero completamente separados uno de otro, con los israelíes que dominan y suprimen la violencia privando a los palestinos de sus derechos humanos básicos”.

    Mientras tanto, en el interior de la jaula nacional construida por este Estado racista para contener a los palestinos y a sus legítimas demandas, la confrontación entre los bandos de Mahmud Abbas (Al Fatah) e Ismail Haniyeh (Hamas) parece no tener fin, y en las ciudades de la Gaza tomada por los radicales islamistas y de la Cisjordania controlada por la burocracia corrupta del gobierno reconocido por Tel Aviv y Washington, se escucha esta canción. (Ver http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=4769), que dice a gritos que se vayan tanto los de Hamas como los de Al Fatah….

    Fuentes:

    · Editorial de Ha’aretz

    · El apartheid de Tel Aviv, según Carter y Dugard

  3. El “problema” judio…

    Si bien todos dicen “tolerar”, “no tener problemas”, o “aceptar” a los judios, creo que es de publico conocimiento que la realidad marca un concepto distinto. Toda mi vida he visto la discriminacion indiscriminada (e…

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