A vueltas con el estado palestino

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IntifadaLa AP vuelve a coquetear con la idea de un estado binacional en tierras palestinas (sobre el estado de Israel). Lo hace sin convicción, más que nada casi como si de un chantaje se tratara, mentando la bicha a los israelíes. Aunque sea la única opción viable sobre el terreno, los responsables políticos palestinos nunca la apoyarían seriamente porque equivaldría a cesar en sus funciones como receptores, administradores –y beneficiarios– de las ayudas internacionales. Pero no cabe duda de que con el actual nivel de colonización y mezcla de los asentamientos ilegales en Jerusalén y Cisjordania hacen inviable cualquier conato de estado. Ni aún volviendo a las fronteras anteriores a 1967 sería posible algo que medianamente pueda ser llamado país, fundamentalmente por la separación entre Gaza y la Ribera Occidental. El deseo confeso o inconfeso de Israel es apropiarse de todo lo que le pueda interesar del suelo palestino antes de negociar cualquier acuerdo de paz con la esperanza de que, por la fuerza de las armas, aceptarán cualquier cosa que se les presente. Pero nada es tan fácil, tras más de 50 años de ocupación, o te retiras del suelo conquistado o lo absorbes como propio y te hacer cargo de la población allí residente. Robar suelo y agua a placer, expulsar a gentes y dejar un laberinto de pueblos dispersos, inconexos, flanqueados de carreteras sólo para judíos, alambradas, muros de hormigón y pretender llamarle estado es un delirio que sólo cabe dentro de la enfermedad mental crónica que padecen los judíos de Israel.

Hace un par de días el diario Haaretz se hacía eco de las palabras pronunciadas por el dirigente de la AP, Saeb Erekat, uno de los eternos negociadores de la nada, en las que afirmaba que la hora de la verdad se aproximaba, llegaba el momento de decirle al pueblo palestino que la solución de dos estados para dos pueblos había dejado de ser una opción. No es la primera vez que sucede; así, con la boca pequeña se pronunció Qureia hace alrededor de dos años o el propio Erekat en noviembre del pasado año tirándose un farol en una partida inexistente. Sin embargo, desde el extraño centro político sionista de Israel, que aquí consideraríamos como pura derecha, comienzan a ver con preocupación la postura de Netanyahu de cerrar la puerta a cualquier acuerdo exigiendo compromisos imposibles y aumentando la colonización hasta el punto de provocar la rotura de la baraja por la otra parte, lo que equivaldría a disolver la AP y a no negociar otra partición de la partición del suelo palestino.

Si, finalmente, se produjera una salida en un solo estado para ambos pueblos, religiones, etnias o como queramos llamarles, la bomba demográfica palestina es más temida incluso que las bombas nucleares iraníes. En poco tiempo Israel dejaría de ser un estado judío y una solución a la sudafricana, sería inevitable. No se entiende pues la posición del gobierno ultra que preside Netanyahu de seguir tensando la cuerda hasta llegar a un status quo sobre el que negociar: el muro de ocupación de Cisjordania completo, toda el agua posible robada, la limpieza étnica de Jerusalén completada y Hamas borrada del mapa. Las discrepancias políticas en Israel se encuadran en dónde dejar de estirar la cuerda. Mientras que el otro lado esté agarrada por una AP corrupta y plegada a intereses externos, no tendrán mucho problema: los chantajes, sobornos y promesas a los sumisos carceleros de Palestina, hacen cada día que pasa su papel. Cuando la presión se haga insostenible, tendrán que dar la cara. Lo malo es que ese día no parece estar tan cerca como dice el propio Erekat….

Más información en “La Autoridad Palestina deja de creer en la idea de los dos estados”

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