El Partido Religioso Unión Nacional, representado en la Knesset, por boca de su líder Effi Eitam, varias veces ministro en diferentes gobiernos, ha abogado públicamente sin más por la expulsión de la mayoría de los árabes de Cisjordania y por la prohibición del acceso a la política de los israelíes de religión árabe. En política israelí no se puede hablarse deportaciones por razones obvias, para hacerlo tiran de eufemismos, la palabra escogida para referirse a las deportaciones cuando es para aplicarlas a los palestinos es «transferencia».
En vez de aprender del fracaso de la «desconexión» de Gaza, suscitado por la unilateralidad de la medida y por lo parcial e ilusorio de la misma, en vez de negociar con los palestinos una retirada real y completa a las fronteras internacionales a cambio de la paz y el reconocimiento de sus vecinos, el grado de racismo de esta formación llega a tal nivel que proponen continuar la execrable labor iniciada en el 48 de limpieza étnica con métodos copiados a los nazis para así lograr la pureza étnica o religiosa del estado. Todo un ejemplo de democracia la de este individuo, quien se atreve a decir a las claras lo que los sucesivos gobiernos hebreos están haciendo de manera más o menos silenciosa:
«Debemos utilizar el terror, el asesinato, la intimidación, la confiscación de tierras y el corte de todos los servicios sociales para expulsar de Galilea a su población Árabe.»
(Israel Koenig, «The Koenig Memorandum»)
«Salimos afuera, Ben-Gurion nos acompañaba. Allon repitió su pregunta, ¿qué vamos a hacer con la población Palestina?. Ben-Gurion movió sus manos en un gesto con el que quiso decir «¡Echarlos!»
(Yitzhak Rabin, Rabin memoirs, publicado en New York Times, el 23 de Octubre de 1979.)«Es un deber de los líderes Israelíes explicar a la opinión pública, claramente y con coraje, un cierto número de hechos que se olvidan con el tiempo. El primero de ellos es que no hay Sionismo, colonización o Estado Judío sin el desahucio de los Árabes y la expropiación de sus tierras.»
(Yoram Bar Porath, Yediot Aahronot, 14 de Julio de 1972.)«Expulsad discretamente a la población miserable a través de la frontera negándoles el empleo…Tanto el proceso de expropiación como el de deshacerse de los pobres debe llevarse a cabo discretamente y con disimulo.»
(Theodore Herzl, fundador de la Organización Mundial Sionista, hablando acerca de los Árabes de Palestina, Diarios Completos, 12 de Junio de 1895.)
Ya lo dijo recientemente Gideon Levy en Haaretz, la derecha no puede aportar ninguna solución al conflicto. Sólo caben —enunciaba en el diario— dos posibilidades a largo plazo, la deportación o el fin de la ocupación:
Todavía la derecha sana rechaza la transferencia y la conclusión a la ocupación no la contemplan. Puesto que no hay otra solución, la derecha no puede ofrecer cualquier cosa más allá de la siguiente guerra. La demanda para las soluciones a largo plazo, por lo tanto, es urgente.
Así que, al parecer, a los sionistas —de izquierdas o de derechas— no les queda más remedio que iniciar una nueva guerra tras otra hasta que renuncien a la ocupación o acaben con el estado de Israel de tanto usarlo. Los israelíes deberían saberlo y elegir entre una paz duradera y la guerra permanente, aunque me temo que la propaganda en la que viven les impide si quiera atisbar lo que le depara el futuro en manos de los partidos que les gobiernan.
DesconfIanza hacia los árabes israelíes, ya no solo ya en el ambiente político
Evelyn Gordon
La declaración de Effi Eitam de que Israel debería expulsar a los palestinos de Cisjordania y de excluir a los árabes israelíes de la vida política, ya que forman «una quinta columna o una liga de traidores», levantaron una tormenta política. Tales declaraciones pertenecían al ‘área política’. Pero Eitam encabeza un partido con nueve diputados, la Unión Nacional. Y otro partido, Israel Beiteinu, que posee 11 diputados, pide la transferencia de muchas ciudades árabes israelíes – y de sus habitantes – a la Autoridad palestina. En resumen , un sexto de la Knesset apoya tales ideas.