Guerra contra Irán, Acto III

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El sainete de occidente contra Irán va a entrar próximamente en una nueva fase. La Unión Europea declarará el próximo martes que se ha agotado la «vía diplomática» con la república islámica, algo que debe sonar a música celestial para los socios usamericanos que estaban deseando desde hace muchos meses usar métodos más expeditivos e incluso violentos para que Irán cediese parte de la soberanía que tiene como estado y renunciase a la investigación e implementación de un programa nuclear civil. Esto dice hoy mismo El País:

>El representante de la diplomacia europea, Javier Solana, rendirá ese día cuentas sobre estas negociaciones ante los responsables de Exteriores. El español ya avanzó la semana pasada que las conversaciones con Teherán habían fracasado y que no tenía en agenda ningún encuentro más con el negociador iraní, Ali Lariyaní. De ser firme esta decisión de la UE, se abriría la puerta a la adopción de sanciones contra Irán por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en caso de que Teherán no congele su programa nuclear como le viene exigiendo desde hace meses la comunidad internacional.

A pesar de que no existe ni una sola prueba de que es un programa militar encubierto, a pesar de las denuncias de manipulación que la AIEA ha efectuado contra Estados Unidospor tratar de conducir la situación de la misma manera que con irak, las exigencias de occidente siguen siendo las mismas: la paralización del enriquecimiento de uranio a cambio de promesas de que no será atacado, de ciertas transferencias tecnológicas y de la deslocalización de la obtención del combustible nuclear. Una barbaridad que sería equivalente a hacer extremadamente dependiente al país de Rusia —pongamos por caso— quien podría decidir cuándo se corta el grifo de la energía hacia Irán a pesar de que el país tiene grandes yacimientos de uranio.

Así que, paralelamente con Corea del Norte, es muy probable que el Consejo de Seguridad tenga que decidir prontamente qué tipo de sanciones impone a ambos paises y si es capaz de llegar a un consenso a pesar de las muchas reticencias chinas y rusas. En el contexto geopolítico ya se comienza a hablar de despliegues militares norteamericanos por mar tanto en las aguas del Golfo como en el Mediterráneo oriental como amenaza para doblegar a Irán o simplemente para iniciar un ataque que algunos analistas fijaron para noviembre de este mismo año.

Pero la stuación no es fácil para el imperio, acaba de reconocer que está en Irak para quedarse a pesar de las muchas mentiras que han ido contando a los medios en los últimos años, del auténtico genocidio que están provocando entre la población civil de ese país y del reconocimiento de que carecen de efectivos suficientes para atender simultáneamente dos invasiones que cada día se tornan más complejas.

La opinión pública no entendería reacciones asimétricas en los dos contenciosos nucleares. Corea ya está ensayando bombas atómicas e Irán está a casi una década de conseguirla en el dudoso caso que tuviese un programa militar en activo. Si se atacase a Irán y no se hiciese lo propio con Corea ¿cómo seguir engañando al mundo sobre la supeditación norteamericana en política exterior a la agenda sionista? Pero es muy probable que un ataque con la marina y la aviación no acabaría con las instalaciones nucleares persas, ya que aunque están perfectamente localizadas, las partes más sensibles son subterráneas. Descartada la invasión por la carencia de suficientes efectivos, el cansancio de sus aliadosimplicados en demasiadas operaciones y complicando su papel en el mundo e incluso su seguridad interna, sólo caben operaciones de castigo con muy mala prensa, sobre todo cuando la ciudadanía de a pié vea cómo el barril de petróleo puede ponerse alrededor de los 200 euros.

Más información anterior en los Bits: Guerra contra Irán, acto II

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