España se suma a la guerra fría 2.0 contra Rusia

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USS Ross
USS Ross

El pasado 5 de octubre, el gobierno español aprobó en Consejo de Ministros el acuerdo por el cual Estados Unidos podrá desplegar en la base norteamericana de Rota parte del escudo antimisiles con el que la OTAN pretende amenazar a Rusia. No obstante, es en esta semana cuando se firmará definitivamente en Bruselas, en la reunión de ministros de la OTAN, el Segundo Protocolo de Enmienda del Convenio de Cooperación para la Defensa de 1988 que permitirá la ampliación de la base para acoger los cuatro destructores de la clase Arleigh Burke que portarán los equipos móviles del escudo en esta región que llegarían entre octubre de 2013 y septiembre de 2015.

Las negociaciones bilaterales comenzaron hace alrededor de un año, cuando el gobierno del PSOE aceptó —una vez más— formar parte de la estrategia militar del imperio con la manida excusa de la creación de puestos de trabajo en una comarca azotada por el paro. Se estima que alrededor de 3000 norteamericanos se unirán al despliegue actualmente existente de más de 5000 civiles y militares, en lo que es una violación flagrante de los compromisos adquiridos por el estado español cuando se celebró el referéndum sobre la incorporación a la OTAN en el año 1986, prácticamente la única consulta de este tipo que se ha realizado en toda nuestra democracia reciente.

La farragosa pregunta que tuvieron que inventarse los estrategas del gobierno socialista para lidiar con el rechazo de nuestro país a integrarse en una alianza militar sin funcionalidad confesable fue la siguiente:

EL GOBIERNO CONSIDERA CONVENIENTE, PARA LOS INTERESES NACIONALES, QUE ESPAÑA PERMANEZCA EN LA ALIANZA ATLÁNTICA, Y ACUERDA QUE DICHA PERMANENCIA SE ESTABLEZCA EN LOS SIGUIENTES TÉRMINOS:

  • 1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.
  • 2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
  • 3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.

¿CONSIDERA CONVENIENTE PARA ESPAÑA PERMANECER EN LA ALIANZA ATLÁNTICA EN LOS TÉRMINOS ACORDADOS POR EL GOBIERNO DE LA NACIÓN?

Por tanto, la ampliación del acuerdo que firmarán Morenés y Panetta es manifiestamente ilegal y va contra la determinación expresa del pueblo español. Y todavía hay quien se sorprende por la desafección que la ciudadanía de nuestro país manifiesta hacia la clase política…

El nuevo acuerdo tendrá una vigencia de 8 años, tras el cual se prorrogará con carácter anual. Soraya Sáenz de Santamaría ha indicado que la misión del escudo es Â»la defensa ante la amenaza que supone la proliferación de misiles balísticos» y la «protección del territorio europeo, su población y las fuerzas de la Alianza en Europa». La vicepresidenta ha manifestado que estas son las verdaderas compensaciones que recibirá nuestro país, más importantes que los mil puestos de trabajo en los que ha cifrado el impacto laboral de la ampliación de las instalaciones militares de EEUU sin aportar ningún dato serio o fiable en que apoyarse.

Sin embargo, se olvida deliberadamente de dos problemas de seguridad que acarreará esta nueva instalación:

  • De un lado, el incremento de la amenaza terrorista, tal y como ha recogido la Memoria de la Fiscalía General del Estado presentada recientemente y
  • Por otro, la consabida reacción de Rusia ante la amenaza estratégica que supone la instalación de un escudo antimisiles destinado a romper el equilibrio entre los antiguos bloques. Desde este momento, Rota convertirá en un objetivo militar de primer orden tal y como anunció a finales del pasado año el entonces presidente Medveved.

Y es que nadie se cree la versión oficial que Estados Unidos aduce para justificar la necesidad de estas nuevas instalaciones militares terrestres, navales y aéreas que el imperio está construyendo en varios países y de los que Rota es sólo un eslabón más de equipos de radares y sistemas de interceptación. Protegernos de ataques balísticos de Irán o Corea del Norte, que es lo que nos han ido contando durante los últimos años, es simplemente cómico hasta el punto de que ya ni se atreven a repetirlo. La amenaza indefinida de la proliferación mundial de misiles de largo alcance tampoco es creíble, ya que la disposición de los elementos que integran el escudo apuntan inequívocamente a Rusia como objetivo

Pero los 4 buques que llegarán a Rota, no se limitarán a esperar a que vuelen los misiles sobre nuestras cabezas para derribarlos antes de que alcancen sus objetivos. El USS Ross, USS Donald Cook, USS Porter y el USS Carney, estarán buena parte del tiempo de gira en África, Asia Central y Oriente Medio a disposición de los despliegues y las guerras que un decadente Estados Unidos libra para controlar los recursos energéticos del mundo.

Rusia está convencida de que el escudo alterará el equilibrio de fuerzas entre ambas potencias y sobre todo acabará con el principio de disuasión nuclear, por lo que le va a obligar a instalar un escudo similar que neutralice un ataque balístico de EEUU y sus aliados, desarrollar nuevos misiles que puedan burlar los sistemas de intercepción y porten múltiples ojivas independientes o construir nuevas armas nucleares para equilibrar la balanza militar estratégica.

En suma, todo indica que estamos a las puertas de una nueva carrera armamentística, reabriendo otra etapa de la guerra fría de incierto desenlace en la que, nuestros políticos del PP y el PSOE, nos han metido de lleno de manera absolutamente ilegítima. La buena disposición de Rusia con la ocupación de la OTAN de Afganistán puede ser la primera víctima de una nueva era de relaciones bilaterales que, seguramente, no traerá nada bueno para nadie.