La debilidad de Bush ha permitido que, a pesar de sus deseos, Wolfowitz pierda su cargo como presidente del Banco Mundial. Parece ser que las presiones europeas y de la opinión publicada han sido más fuertes que la resistencia que ha podido presentar el increíble presidente menguante, George Bush, quien únicamente piensa en abandonar su mandato dejando todos los marrones posibles a los demócratas que seguramente lo sustituirán en el cargo.
La pena es que no lo hayan botado por provocar la muerte de centenares de miles de inocentes como artífice de la invasión de Iraq, sino por un lío de faldas, corrupción y nepotismo. Sea como fuere, no podemos sino alegrarnos por ello. Uno menos.
Una perlita de su gestión al frente del BM:
>Sus críticos consideran que el combate contra la corrupción no era más que una excusa para imponer su propia ideología neoconservadora. De esa manera se puede explicar, por ejemplo, la suspensión de la ayuda a Uzbekistán precisamente después de que ese país suspendiera los permisos de vuelo a los aviones norteamericanos que operaban en Afganistán.
[…] Esta vez sí que le han dado a Bush en plena línea de flotación. Le ha tocado dimitir ahora a su íntimo amigo Alberto Gonzales, fiscal general de los EEUU –algo así como el ministro de justicia y parte del de interior juntos–, colaborador estrecho del presidente desde sus tiempos tejanos, quien no ha podido soportar la presión y ha decidido retirarse de la primera línea de fuego en la que se había situado escándalo tras escándalo. Sigue pues los pasos de varios de los más granados nombramientos del presidente procedentes del entorno del mundillo neocon y siocon de Washington como Rove, Rumsfeld, Bolton, Powell o Wolfowitz. […]