Reconozco que me ha encantado lo que sucedió ayer en Egipto. Y es que ver a un islamista abandonar el poder es algo que me pone… más aún cuando ha sido la presión popular la que ha estado detrás de los hechos que han propiciado la destitución de Mohamed Morsi. Que hayan sido los militares quienes han dado el último y definitivo empujón no es algo secundario, pero tampoco hay que ocultar que fue la oposición quien pidió la intervención militar. La puesta en escena del derrocamiento del gran Hermano, con buena parte de la oposición y líderes religiosos del país en la presentación de la hoja de ruta para el país indica que no estamos frente a un golpe de estado habitual.
Tahrir era —aún lo es— una fiesta, la fiesta de la democracia y la libertad. Y es que Morsi había traicionado la revolución, estaba subvirtiendo las bases del estado egipcio, había aplastado a las minorías, estaba organizando un estado islamista en toda regla, había socavado la democracia y se había entregado a EEUU, a las monarquías del Golfo e incluso a Israel. Pero en lo económico también lo ha hecho rematadamente mal, la corrupción ha marcado su mandato y el enfrentamiento con funcionarios de varios ministerios lo ha perdido claramente generando incluso más malestar en las calles por algunos claros boicots que han deteriorado las condiciones de vida de los ciudadanos. No me atrevería a decir qué ha pesado más en toda la revuelta, si los temas económicos o los políticos, pero ambos explican lo que está sucediendo en el país.
Me encanta también ver cómo los actores externos que apoyaban a Morsi han pasado página tan rápido aceptando un status quo que para nada les favorece. EEUU y la UE no se atreven a nombrar la palabra golpe de estado. Israel calla asustada y espera. Qatar felicita al nuevo presidente interino, mientras en Al Jazeera bramaban contra la revolución 2.0 con todas sus fuerzas. En Siria brindan con champán, al fin y al cabo el dinero llegado de Qatar y sus nuevas amistades llevaron a Egipto a ponerse del lado de los rebeldes y los terroristas de al Qaeda, ya que pretenden hacer algo parecido a lo que Morsi estaba intentando tirando de mayoría electoral. Curiosidades de la vida, el hermano de Zawahiri, el líder de la internacional terrorista islámica, llamaba ayer en un periódico cairota a los musulmanes sunitas a salir a luchar con sus armas para defender al ya expresidente. Una vez más, los Hermanos Musulmanes junto a sus tradicionales aliados regionales. La reacción turca era más que predecible, si Erdogan sigue en sus trece de islamizar el estado, los militares kemalistas guardianes del estado moderno turco harán lo mismo que en Egipto…
Por mucho que se insista para criticar lo sucedido en Egipto, la situación no sería extrapolable a la de nuestro país. Es cierto que, como Morsi, Rajoy ha traicionado su programa electoral, que ha engañado literalmente a la población, que está deteriorando el país, que gobierna al dictado de la iglesia católica y que hay contestación en las calles —sobre todo de tipo sectorial—, pero se acaban ahí los paralelismos. Una cierta estabilidad institucional, unas reglas de juego concretas y la relativa separación de poderes e instituciones del estado asegura que habrá vida después del PP y que podrán ser revertidas muchas de sus atrocidades sin dificultad en los próximos gobiernos. Apelar a los militares para parar a los populares es inconcebible, no juegan papel político alguno y desde la transición, su rol quedó absolutamente diluido y supeditado al de otras instituciones del estado.
Aun así, no estaría de más blindarse ante desviaciones tan flagrantes del programa electoral como las que ahora sufrimos. Una buena opción sería colocar la figura del referéndum revocatorio a mitad de mandato, un magnífico instrumento existente en democracias como la venezolana y en otros países latinoamericanos que algunos gustan llamar dictaduras, una especie de reválida de las que tanto gustan a los populares…
Pero volvamos a Egipto, es cierto que existe el riesgo del control del proceso democrático revolucionario por parte de los militares e incluso que se vicien los objetivos planteados en Tahrir. Quizá el ejército se vea tentado a recuperar la era Mubarak y alargue los plazos para no perder influencia. No es un secreto que los militares pidieron permiso a EEUU para intervenir, Al Sisi estuvo en contacto telefónico con ellos en numerosas ocasiones esta semana, pero creo que más bien para controlar a parte de la oposición a Morsi que otra cosa. El levantamiento popular era imparable y los militares pensaron que sería mejor ponerse del lado del pueblo que enfrentarlo con las armas. Ahora hay que vigilar sus movimientos futuros. Si se sienten tentados a traicionar de nuevo la constitución, la gente ya conoce el camino a Tahrir… loso egipcios se han empoderado y no se van a conformar con un sucedáneo de democracia.
Recomiendo la lectura, desde Egipto, de este artículo de Itxa: Golpe revolucionario o revolución golpista http://egiptebarricada.blogspot.com.es/2013/07/golpe-revolucionario-o-revolucion.html
De todas maneras, los militares se están pasando con detenciones políticas a los HHMM, al fin y al cabo representan a buena parte de los egipcios…
http://www.globalresearch.ca/was-washington-behind-egypts-coup-detat/5341671?print=1
El ministro de Defensa, general Abdul Fatah Al-Sisi (a la izquierda), quien instigó el golpe de Estado dirigido contra el presidente Morsi es un graduado de la Escuela de Guerra EE.UU., Carlisle, Pennsylvania.
General Al Sisi estaba en contacto permanente por teléfono con el secretario de Defensa de EE.UU. Chuck Hagel (a la derecha junto a Al Sisi) desde el comienzo del movimiento de protesta. Los informes de prensa confirman que lo consultó varias veces en los días previos al golpe de Estado. Es muy poco probable que el general Al Sisi habría actuado sin una «luz verde» del Pentágono.
Hagel telefoneó al-Sisi pasado jueves [30 de junio], como las enormes manifestaciones que pedían el derrocamiento de Morsi adquirieron un tono cada vez más anti-estadounidense, y habló con él de nuevo el martes [02 de julio] después de al-Sisi emitió un aviso ultimátum que los militares actuaría si Morsi no hizo concesiones. Military.com,
Por su parte general Martin Dempsey, presidente de los EE.UU. Mayor Conjunto, estaba en contacto permanente con su homólogo general Sedki Sobhi, jefe de personal del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) de Egipto:
Los funcionarios del Pentágono se negó a dar detalles sobre las conversaciones entre Hagel y al-Sisi, pero el portavoz jefe del Pentágono, George Little dijo que «los funcionarios estadounidenses en todos los niveles [de los militares] se han dejado en claro que apoyamos el proceso democrático en Egipto y que Esperamos que este período de tensión se puede resolver de manera pacífica y que la violencia se puede evitar. … (Military.com, op cit, énfasis añadido)
Según Military.com, Hagel y Dempsey «estaban caminando una línea fina» … «expresando su preocupación al tratar de evitar la impresión de que los EE.UU. estaba manipulando acontecimientos detrás de las escenas.»
Egipto es el mayor receptor de ayuda militar de EE.UU. después de Israel.
El ejército egipcio es controlado por el Pentágono.
En palabras del general Anthony Zinni, ex jefe del Comando Central de EE.UU. (CENTCOM):
«Egipto es el país más importante en mi área de responsabilid y por el acceso que me da en la región.» (Énfasis añadido)
Copyright © 2013 Global Research
Apoyo del Partido Comunista egipcio a la acción de los militares (nota previa al derrocamiento del tirano Morsi)
julio 3, 2013
El Partido Comunista Egipcio (PCE) 01.07.2013
Las personas se quedarán en las plazas hasta el logro de sus demandas revolucionarias
El PCE , una vez más se dirige a las masas de nuestro gran pueblo egipcio con un gran saludo honrando su posición maravillosa de heroica resistencia a la tiranía fascista del régimen fracasado. El partido considera que esta postura civilizada unánime sólo expresa la autenticidad, la nobleza y la conciencia de este pueblo que confirmaron su rechazo absoluto de poner en peligro su derecho a vivir en libertad y dignidad, independientemente de los sacrificios, manteniendo su enfoque pacífico y civilizado y defender su elección civilización, que se extiende desde los albores de la historia, representada en su creencia en la libertad y el respeto por el pluralismo y los valores de la tolerancia y de los derechos civiles.
El Partido también expresa su satisfacción por la declaración de las fuerzas armadas y su apoyo inequívocamente directo a las demandas del pueblo egipcio por todos conocidas. Hacemos hincapié en el respeto de esta declaración de la función de las fuerzas armadas como defensor de la seguridad y la nacionalidad egipcia la protección de la voluntad y la elección de la gente, sin involucrarse en la arena política, incompatible con la naturaleza de su trabajo, respetando las normas adoptadas por la democracia y los principios sobre los cuales se establece el estado civil moderna.
El pueblo egipcio dijo que su palabra tienen carácter obligatorio para todos. Ellos son la única fuente de legitimidad. Sólo ellos, decidan lo que estimen conveniente para salir de esta situación. La gente decidió que Mohamed Morsi Isa El-Ayyat había traicionado el juramento que hizo cuando se convirtió en presidente. Él y su grupo de la Hermandad Musulmana y sus aliados se atrevió a atacar a la judicatura y arruinó la economía del país empequeñeciendo su papel y amenaza su seguridad nacional, la paz social y la unidad nacional. Por lo tanto, las personas con su salida abrumadora épica han asegurado que este hombre y su régimen fascista se han convertido en usurpadores de la autoridad. Él debe salir fuera de la escena política y someterse a juicio con sus complices por los crimenes que han cometido contra el pueblo y el pais.
Nuestro partido hace hincapié en que la única hoja de ruta elegida por el pueblo es la que se menciona en la petición rebelde “Tamarrod” firmada por las masas en todas partes de Egipto. Hacemos un llamado a las masas de la población a no dejar las plazas y no abandonar la revolución hasta que alcanza sus demandas.
¡Viva Egipto!
y ¡Viva la revolución de su noble pueblo!