La única vez que en nuestro paÃs se barajó seriamente la conformación de un gobierno de concentración nacional fue durante el golpe de estado del 23F. En realidad esa posibilidad estaba bajo la tramoya del golpe paralelo que preparaba la corona con buena parte de la cúpula militar y la mayorÃa de la clase polÃtica patria. Se suponÃa que el pueblo español podrÃa digerir una nueva dictadura presidida por el rey junto con varios uniformados, si sumaba el apoyo de los grandes partidos. Sin contar con aquella ocasión, en el estado español, al igual que en la mayorÃa de los paÃses mediterráneos, este tipo de pactos contra natura suelen ser prácticamente inexistentes, o duramente castigados por el electorado.
Sin embargo, durante los últimos dÃas, la posibilidad de formación de un gobierno de concentración nacional entre el PP y el PSOE tras las próximas elecciones generales de 2015 no deja de ser el tema estrella de tertulias, entrevistas, editoriales y artÃculos de opinión. Al parecer, la idea nace de la cúpula empresarial, los más interesados en mantener el nivel de beneficios que, a pesar de la crisis, siguen embolsándose a costa de la ciudadanÃa. También se habla de los propietarios de la mayorÃa de los medios de comunicación y hasta del mismÃsimo rey. De entre todos ellos, algunos consideran al padrino de la cosa al mismÃsimo Juan Luis Cebrián, aunque en Ferraz prefieren acusar de todo a Izquierda Unida, supuesto beneficiario indirecto de la ola de rumores que andan campando por los mentideros polÃticos.
Lo cierto es que, desde el PSOE, la mayorÃa de quienes se han referido a esa posibilidad lo han negado tajantemente, con la excepción de Felipe González, que pretende jugar ahora a hombre de estado y que no hizo ascos en su dÃa a integrarse en la dictablanda borbónica, tal y como reconocen algunos periodistas e historiadores. Por el contrario, el PP ha mostrado su agrado por la «gran coalición», sabedor que a quien más perjudica es a los socialdemócratas, que no logran sacudirse la rémora de las duras medidas económicas adoptadas durante la última legislatura de Zapatero. Claro que tampoco es tarea fácil, teniendo en su haber casi un 75% de coincidencias parlamentarias en votaciones junto con los populares.
Lo que extraña es que la situación del paÃs no parece tan grave a simple vista como para programar la adopción de una medida tan excepcional. Quizá los poderes fácticos del estado manejen datos que el resto de abajo ni imaginamos, aunque solo admitirlo nos genere una gran fuente de preocupación e incertidumbre: ¿nueva recesión a la vista? ¿incremento de la afrenta nacionalista?
Si bien las crÃticas al bipartidismo y a la confluencia entre las polÃticas del PP y el PSOE a quien más daño hacen es a este último, tampoco al PP le vendrÃa muy bien apostar sin más por un gobierno de concentración, ya que serÃa reconocer su ineptitud e impotencia a la hora de resolver los problemas del paÃs, contando como cuenta con mayorÃa absoluta para hacer —más bien deshacer— a su antojo durante 4 larguÃsimos años.
Personalmente, sin entrar a valorar de dónde parte esta idea, las reacciones, los debates y posicionamientos de estas semanas señalan, por un lado, a la debacle del bipartidismo que confirman todas las encuestas y, por otro, las dificultades aritméticas para implementar mayorÃas estables que no sean la gran coalición que algunos anhelan. Pero, probablemente, lo que temen todos serÃa una coalición nacional del PSOE con Izquierda Unida y esa es probablemente la situación que estén tratando de evitar con toda esta operación. La llegada de la izquierda al poder es lo que verdaderamente les asusta a los de arriba… no hace falta decir más.
Jeje, la gran duda es saber si IU no se prostituiría de manera similar al PSOE si llegaran al poder como parte de una eventual coalición de gobierno. No hay más que ver el laisez faire de Extremadura…
Todo es posible, no es la primera vez que sucede ni la última que sucederá, el problema es la propia existencia y la acumulación del poder…