El Gran Juego amplía escenario, es el turno de Ucrania

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Ucrania es otro escenario donde EEUU y la OTAN están moviendo sus piezas para debilitar a Rusia. Su trayectoria iba de la mano de Georgia, ambos estados estaban en cola para el ingreso en la Alianza Atlántica y ambos tienen en su seno determinadas poblaciones de mayoría rusófila y sociedades muy polarizadas por el papel que su país debe jugar en el contexto internacional. Se debaten entre convertirse en enemigos de Rusia al ejercer de quintacolumnistas de EEUU desde bases militares privilegiadas o, por el contrario, si establecen profundas relaciones con su poderoso vecino del norte. Los dos países afrontan tensiones nacionalistas, Ucrania contiene una región —la República Autónoma de Crimea— regalada por Rusia en los años 50 cuya población desea mayoritariamente revertir la situación. Sebastopol es uno de los puertos principales de la Flota del Mar Negro en Crimea, Rusia tiene permiso hasta 2017 para seguir usando sus instalaciones, una presencia bastante incómoda para algunos gobierno progringos de Ucrania, sobre todo desde la revolución naranja, promovida por occidente para hacerse con el control del país.

Sin embargo, estos días atrás, la coalición naranja se ha roto por la mitad. Hasta la fecha gobernaba como presidente Víktor Yúshenko —el famoso personaje al que se le cambió la cara por un supuesto envenenamiento— compartía el poder con la primera ministra Yulia Timoshenko —la de las trenzas de oro— en una alianza contra los excomunistas prorrusos de Yanukóvich en la oposición. Los motivos de la ruptura son varias leyes aprobadas por el parlamento que recortan poder al presidente en favor del parlamento y el bloqueo de una resolución de condena a Rusia por la intervención en Osetia del Sur y Abjazia. Como no podía ser de otra manera, EEUU culpa a su tradicional enemigo de estar detrás de la crisis de gobierno ucraniana. Cheney se ha desplazado hoy mismo a la zona para pedirle a Ucrania que no abandone sus intenciones de unirse al bloque imperial y garantizarle el ingreso en la OTAN, algo que puede peligrar si no se recompone la coalición y Timoshenko tira de los prorrusos para formar nuevo gobierno, lo que debería hacer en los próximos 30 días, de lo contrario tendría que convocar nuevas elecciones en las que puede salir reforzada, al igual que el partido de Yanukóvich, en detrimento del actual presidente, cuya popularidad está por los suelos.

7 Comentarios

  1. Conocido es pana como el hijo de Víktor Yúshenko se enriqueció con el merchandising de la » revolución naranja » y no menos escandoloso fue la vida que llevaba…

    http://www.elpais.com/articulo/agenda/lujo/agresivo/hijo/Yushenko/elpepuage/20050728elpepiage_2/Tes
    El lujo agresivo del hijo de Yúshenko · ELPAÍS.com

    Algo similar ocurrió con otra pieza llamado Teodorin hijo de teodoro obiang.

    Por cierto, no perdamos ojo a Georgia…

    http://sp.rian.ru/onlinenews/20080905/116568889.html
    RIA Novosti – Últimas noticias – Buque insignia de la VI Flota estadounidense navega rumbo al puerto georgiano de Poti

  2. PARECE Q LA HISTORIA SE REPITE.EN LA DECACADA DEL 40 ,LOS NAZIS ERAN PROCLAMADOS LIBERTADORES POR LOS UCRANIANOS (NO TODOS , POR SUPUESTO).HOY PROCLAMAN COMO LIBERTADORES A LOS JUDEO NAZIS YANKEES .LA HISTORIA SE EMPECINA EN REPETIRSE .

  3. Bueno, los nazis en Crimea casi los matan a todos, creo que fue en Sebastopol… y en esa misma ciudad apedrearon a un barco gringo hace 3 o 4 días 😆

  4. las claves del gran juego y sus últimos movimientos:

    Alfredo Jalife-Rahme

    Rusia impone su “juego gasero” en Asia central y el mundo

    Rusia juega magistralmente al ajedrez por el control del gas global, mientras en el “México” neoliberal los despilfarradores de lo ajeno –Fox y la pareja entreguista Calderón-Mouriño, coludidos con la dupla devaluatoria y devaluada Salinas-Zedillo, acoplados a la tripleta nihilista de Beltrones-Labastida-Gamboa– regalaron prácticamente la cuarta parte del gas a las empresas de España, que paradójicamente no poseen hidrocarburos.

    Con su triunfo en Osetia del Sur y la ocupación de Gori (Georgia), Rusia ha puesto en jaque al estratégico oleoducto BTC (ver Bajo la Lupa, 10/8/08) que abastece a Europa con los hidrocarburos del mar Caspio.

    Nueve días antes de la demencial invasión de Georgia a Osetia del Sur –que llevó a las fulminantes represalias de Rusia–, M K Bhadrakumar (MKB), anterior diplomático indio con profundo conocimiento geopolítico del Cáucaso y Asia Central, había notificado el control por Rusia del gas de Turkmenistán y, quizá, del “mundo” (Asia Times, 30/7/08).

    El giro es dramático en el contexto del “gran juego” sobre la geopolítica de la seguridad energética del mar Caspio que nunca había ocurrido: “EU ha sufrido una inmensa derrota en la carrera por el gas del Caspio”.

    Gazprom, principal gasera del mundo, concretó dos acuerdos mayúsculos con Turkmenistán: controlará las exportaciones de gas, y financiará y construirá sus instalaciones de transporte. Se trata de una decisión geoestratégica de Rusia en materia gasera, a juicio de MKB. El Kremlin no piensa realizar negocios revendiendo el gas de Turkmenistán, una potencia gasera centroasiática que colinda con la parte oriental del mar Caspio, que obtiene suculentos ingresos. Ahora Gazprom “tendrá que conceder términos similares a Kazajstán y Uzbekistán, las otras dos potencias gaseras en Asia Central. Es mucho más que dinero: “una gran estrategia del Kremlin”.

    China Daily, citado por MKB, constata un “giro de la política energética de Rusia” que “podría voltear sus ojos de los países occidentales a la región de Asia-Pacífico”. El rotativo gubernamental chino aduce en tono olímpico la colindancia geográfica y la sinergia sino-rusa “bajo un paraguas seguro (¡súper sic!)” cuando sus “relaciones se encuentran en el mejor momento”.

    En fechas recientes, China había firmado un relevante acuerdo con Turkmenistán para obtener 30 mil millones de metros cúbicos de gas cada año durante un periodo de 30 años. Al unísono, China ha dado inicio a la construcción de un gasoducto que conectará a Turkmenistán con la provincia china de Xinjiang.

    Como si todo estuviese perfectamente sincronizado, los acuerdos firmados en Ashkabat (la capital turkmena) con Rusia “colocan a Gazprom en el asiento conductor para manejar todas (sic) las exportaciones de gas de Turkmenistán, incluidas las dirigidas a China”, comenta MKB, quien agrega que “Moscú estará atento en asegurar que los intereses de Rusia y China sean armonizados en Asia Central”.

    MKB destaca que el gigante Gazprom ha adquirido una “nueva estatura” como “el único comprador del gas turkmeno lo que refuerza las manos de Rusia en poner el precio en el mercado del gas (y del petróleo) del mundo”.

    Quizá suene un tanto exagerado que Rusia sola determine el precio en el mercado de los hidrocarburos. En el mundo del gas, un mercado más oligopólico que el del petróleo, sin duda el peso de Rusia es determinante, pero existen otros actores nada despreciables como Irán, Qatar, Argelia y Libia.

    De allí la idea de concretar el famoso cartel del gas, similar a la OPEP (idea que propusimos, dicho sea con humildad de rigor, en nuestro libro Los once frentes antes y después del 11 de septiembre: una guerra multidimensional, Ed. Cadmo & Europa, 2003) y que valoró el flamante presidente Medvedev durante la reciente visita del presidente venezolano Hugo Chávez a Moscú.

    El rotativo ruso Nezavisimaya Gazeta (citado por MKB) consideró “muy tentadora” la idea de implantar el cartel del gas con el fin de coordinar su producción y su política de precios”, que impondría el “balance global del gas”. El gas todavía no alcanza los vuelos del petróleo, pero no se encuentra nada lejano el día que desplace al petróleo por ser más barato y menos contaminante. EU y la Unión Europea (UE) han manifestado estruendosamente su oposición a un cartel del gas.

    En fechas recientes, se han notado fisuras notables en la política gasera de la UE: la compra de gas iraní por Austria en medio de la alharaca de las sanciones que desea imponer el régimen torturador bushiano al régimen de los ayatolas, sin contar el acuerdo que concretó Suiza (que no es miembro de la UE) con Irán.

    MKB exulta y exalta el acuerdo de Rusia con Turkmenistán, lo que consolida su “control sobre las exportaciones gaseras de Asia Central” y que ha ido tan lejos hasta desear adquirir la producción gasera de Azerbaiyán (aliado de EU, Gran Bretaña e Israel) “a precios europeos”, es decir, muy elevados. Se trata de sacar a Azerbayán de la órbita israelí-anglosajona.

    A juicio de MKB, las “implicaciones totales de los movimientos rusos son muy serias para la campaña de EU y la UE de poner en marcha el proyecto del gasoducto NABUCCO”, que va desde Turquía hasta Austria, pasando por Bulgaria, Rumania y Hungría, y que colecta el gas de Turkmenistán y Azerbaiyán mediante un gasoducto que atraviesa el mar Caspio para luego vincularse al célebre oleoducto BTC (ver Bajo la Lupa, 10/8/08).

    Después de la guerra de Rusia y Georgia (aliada a EU, Gran Bretaña e Israel) por el alma del Cáucaso, ¿dónde quedarán el oleoducto BTC y el proyecto NABUCCO? ¿Por cuánto tiempo podrá el régimen torturador bushiano mantener a Irán fuera del mercado gasero mundial?

    Con el control del gas turkmeno por Rusia, el proyecto NABUCCO ha quedado en el aire y dependerá del abastecimiento de Irán: idea en la que trabaja la mediación de Turquía, que busca un acuerdo de EU y la UE con el régimen de los ayatolas, hasta hace poco impensable, pero nada improbable. Es evidente que EU y la UE intentarán amarrar las navajas entre Rusia e Irán, primera y segunda potencias gaseras del planeta respectivamente.

    MKB concluye que mientras se perfila el cartel del gas, “Rusia se ha colocado en la posición para influir el precio del gas en el mercado global”, cuyas “implicaciones geopolíticas para EU serán profundas”.

    Mientras adviene el fin del gas barato, Rusia se ha posicionado como el primer abastecedor de gas a Europa. Si la dupla anglosajona controló el petróleo durante el siglo XX, la primera mitad del siglo XXI podrá ser el periodo del dominio del gas global por Rusia.

    http://www.jornada.unam.mx/2008/08/13/index.php?section=opinion&article=016o1pol

  5. Alfredo Jalife-Rahme

    Ucrania convulsionada por el choque en el Cáucaso

    Cayó la primera víctima petrolera del conflicto en el Cáucaso: la trasnacional británica British Petroleum (BP), obligada a una retirada nada graciosa en su alianza mercantil con la rusa TNK (John Helmer, Asia Times, 6-09-08), como corolario del nuevo paradigma geoenergético de la desprivatización, renacionalización y restatización que cunden en los principales países productores de hidrocarburos del planeta.

    La retirada de BP de Rusia, cuyo oleoducto BTC fue puesto en jaque con el exquisito movimiento de ajedrez ruso en Osetia del Sur, coincidió con la presencia en Georgia del superhalcón Dick Cheney, vicepresidente terminal de Estados Unidos (EU).

    Pendenciero como siempre, (“Dick Cheney juega con fuego nuclear”; ver Bajo la Lupa, 27-08-08), Cheney “lanzó una amenaza belicosa a Rusia”, según James Hider (The Times, 5-09-08), “al prometer que el aliado pequeño (sic) de EU algún día (sic) se unirá a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”. Falta ver qué dicen Alemania, Francia e Italia (De Defensa, 5-09-08), quienes se portaron en forma sensata y negociadora con Rusia en la reciente cumbre de “emergencia”de la Unión Europea (UE), tres semanas después del ataque de Georgia a Osetia del Sur que llevó a la respuesta rusa.

    Existe embotellamiento de navíos de EU y Rusia en el mar Negro (ver Bajo la Lupa, 10,13,17 y 20-08-08), así como de visitas simultáneas de adversarios: Cheney en el Cáucaso, y el primer ministro Vladimir Putin en Uzbekistán para incorporar los hidrocarburos centroasiáticos al sistema de gasoductos rusos (Debka, 3-09-08).

    Como previmos, las reverberaciones del posicionamiento ruso en el Cáucaso sacudieron en su “periferia inmediata” al frágil gobierno proestadunidense en Ucrania del presidente Viktor Yushchenko, quien padece una severa crisis de gobernabilidad.

    Ucrania, que Cheney desea adherir a la OTAN en forma desafiante para torturar más a Rusia, puede sucumbir a la balcanización entre sus poblaciones rusófilas y rusófobas.

    Stratfor (3-09-08), centro de pensamiento texano-israelí, abunda sobre la “fractura de la coalición proccidental” que gobernaba a Ucrania, lo cual puede desembocar en la disolución del parlamento y la convocatoria a elecciones en diciembre, que sería un acto suicida del presidente Yushchenko, peleado a muerte con su ex aliada primera ministra Julia Timoshenko, quien no desea confrontar demasiado a Rusia con el fin de alcanzar la presidencia el año entrante, mediante su asombrosa alianza táctica con los rusófilos encabezados por Victor Yanukovich y Rinat Akhmentov.

    La política interna en Ucrania suele ser caótica pero no se puede soslayar su relevancia singular como “el más importante país amortiguador entre Rusia y un Occidente siempre (sic) irredentista”, a juicio de Stratfor.

    En espera de la desviación del gas ruso por el mar Báltico para nutrir directamente a Alemania, convertida en la nueva encrucijada gasera del norte europeo en unos cinco años, en la actualidad, la mitad de las redes de transporte que Rusia utiliza para enviar hidrocarburos a Europa atraviesa Ucrania, que depende, a su vez, en tres cuartas partes de su importación energética de Moscú. La jugada petrolera la tiene perdida Ucrania.

    Zbigniew Brzezinski, anterior asesor de seguridad nacional de Carter y hoy principal consejero de Obama en política exterior, en su libro El gran tablero de ajedrez mundial: la primacía de EU y sus imperativos geoestratégicos, escrito hace 11 años y en el que se equivocó en su premisa fundamental sobre la eternidad imperial de EU, colocó correctamente a Ucrania como uno de los principales estados “pivote” del planeta y la parte más vulnerable de Rusia.

    Stratfor considera que Rusia posee “varias palancas” para poner en orden a Ucrania; desde el corte del abastecimiento de los hidrocarburos hasta su desestabilización mediante la movilización de la mitad de la población que es rusófila (20 por ciento es de origen ruso), lo cual podría “separar en dos al país”, escenario “temido por Occidente”.

    Nos encontramos ante la redefinición de Ucrania, lo cual ha dividido a la coalición gobernante “proccidental” entre el presidente Yushchenko, quien denunció la “agresión rusa” a Georgia, y el primer ministro Timoshenko, quien se inclinó en favor de Moscú: aquel “desea precipitarse a los brazos de Occidente” y ésta “desea evitar movimientos que agiten más a Rusia”, precisa Stratfor.

    Amén de la bajísima popularidad del presidente cuando su partido “Nuestra (sic) Ucrania” a duras penas controla 14 por ciento de los escaños parlamentarios, la mayoría de la población repudia su incorporación a la OTAN, por considerarla una afrenta innecesaria a Moscú.

    El bushiano Yushchenko degeneró en un maniqueismo simplista entre Rusia y “Occidente” (este tan fracturado, como la misma Kiev, entre EU y la UE) y no se cansó en provocar al Kremlin durante la crisis del Cáucaso: muy bien podría sufrir la misma humillación que su amigo y aliado el presidente georgiano, Misha Saakashvili, un verdadero cadáver viviente.

    Yushchenko y Saakashvili, productos respectivos de las revoluciones “naranja” y “rosada”(financiadas ambas por el megaespeculador George Soros y la CIA), no han entendido que son dos piezas desechables y que, por lo menos, la UE no arriesgará su seguridad y su comodidad en una confrontación que perdería en teoría con Rusia.

    Les haya dicho lo que sea a ambos, el superbélico Cheney ha prometido una “ayuda” demagógica a Georgia por mil millones de dólares que no posee EU (debido a su insolvencia financiera y su grave crisis económica). Tampoco EU ostenta una creíble capacidad militar, empantanado en otros frentes, para arriesgarse a una confrontación con Rusia –en términos racionales y no bajo la óptica del manicomio de la Casa Blanca que despedazó su política exterior en los pasados siete años y medio.

    A juicio de Stratfor, Rusia se ha beneficiado del caos en Ucrania, pero ahora que el presidente Medvedev en su nueva doctrina geoestratégica ha delimitado sus “zonas de interés” en su “periferia inmediata” y más allá, Ucrania no gozará con las mismas veleidades de aventurerismo militar para servir de caballo de Troya a EU y a la OTAN y doblegar a Rusia en la vital frontera común de mil 576 kilómetros.

    En forma sarcástica, De Defensa (3-09-08), centro de pensamiento militar europeo, se burla de la identidad desconocida de “quien va a liberar a Ucrania”.

    A sabiendas de sus limitaciones geoestratégicas, ¿no es, acaso, más sensato, preventivo y redentor para su propia seguridad, que Ucrania cese de hostilizar a Rusia y, al contrario, restablezca sus lazos históricos amigables con su potente vecino resucitado, antes de ser balcanizada o deglutida por las redefiniciones del Cáucaso?

    http://www.jornada.unam.mx/2008/09/07/index.php?section=opinion&article=012o1pol

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