Al-Sadr, un joven clérigo chií, sin excesivo nivel jerárquico, ha hecho realidad el peor escenario para los invasores: la rebelión del grupo mayoritario de población de la antigua Mesopotamia. Desde el domingo pasado, más de una veintena de soldados invasores de diferentes nacionalidades han resultado muertos. Las bajas entre la población civil iraquí y entre los miembros de la resistencia se cuentan por centenares entre muertos y heridos. A mayor efectividad de la resistencia, mayor dureza y arbitrariedad en la respuesta. Bombardeos y ataques desde F18 y helicópteros Apache sobre barrios residenciales, demoliciones de casas, toque de queda, cortes de agua y luz, sitios de ciudades al más puro estilo medieval… son algunas de las técnicas que están usando los norteamericanos y sus aliados para tratar de frenar el alzamiento chií.
Particularmente grave me han parecido los sucesos relativos a las tropas de la Plus Ultra, donde soldados españoles han disparado contra manifestantes enfervorecidos que protestaban por la detención de uno de los fieles de Al-sadr, Mustafa Yaqub. La noticia de la detención partió de la radio americana Al-Sawa, lo que ha provocado mucho malestar con nuestros aliados quienes, literalmente, nos han arrojado a los pies de los caballos. Pero, sobre todo, el cabreo ha debido ser mayor al enterarse a posteriori que habían sido los mismos norteamericanos quienes habían procedido a la detención del imán en zona controlada por los españoles sin tener conocimiento de nada.
Medio Irak se ha alzado contra la coalición. Salvo los kurdos y los chiíes moderados, todos se muestran contrarios a los invasores. Si la represión por los muertos civiles (¿contratistas, guardaespaldas, mercenarios?) de Falluja se torna aún más salvaje, si se siguen ensañando contra la población civil como está sucediendo en estos mismos momentos, es bien posible que el resto de clérigos se unan al treintañero de Muqtada al-Sadr y hagan imposible la ocupación. En este caso, únicamente quedarían con los invasores el grupo de iraquíes postizos que vinieron en los tanques directamente desde Estados Unidos y que ahora forman parte del Consejo y que lo único a lo que aspiran es a acceder a formar parte del gobierno soberano que terminará de vender el país y pedirá la permanencia de las fuerzas ocupantes que, desde ese momento pasarán a ser legítimas.
Que midan sus fuerzas o el efecto bumerán acabará por desencadenar un segundo Vietnam, como ya los demócratas están denunciando públicamente.