Uno de los debates más candentes que campean por nuestro país es, como vimos hace unos pocos días en los biTs, la reforma de la ley del aborto acometida por el gobierno socialista. Dentro de la previsible polémica, destaca la actitud que están tomando las cofradías católicas de semana santa, que quieren expresar su rechazo al proyecto mediante el uso de lazos blancos en señal de protesta durante la celebración de las procesiones y actos públicos con las que celebran la muerte y resurrección de su dios. En algunas ciudades se han manifestado a favor de la medida, en otras aún se lo están pensando. Los responsables políticos municipales de la izquierda están tratando de frenar la protesta por todos los medios y exigen la separación del debate partidista de la festividad cristiana por excelencia, su semana grande del año.
Sin embargo, soy de la opinión de que vivir en la permanente dulcificación y descafeinización de ciertas realidades sociales es un grave error. Si hay algo que envidio de las gentes de cualquier clase y condición en el primer tercio del siglo XX era el alto grado de conciencia que profesaban. Hoy el atontamiento de nuestra colectividad, la banalización y trivialización de todo cuanto acontece a nuestro alrededor es tal que no permite el más mínimo análisis serio de muchas de las cuestiones importantes que pueden condicionar nuestras vidas. Me refiero a la democracia, al sistema financiero… pero también a otras cuestiones igual de intangibles pero más simbólicas como la corona, la libertad… y, cómo no, al papel de la religión.
Y a esta última me refiero. En teoría nuestro país siempre fue considerado como la reserva espiritual de occidente aunque se tratara sólo —y nunca mejor dicho— de una simple fachada. La religión ha quedado reducida en el país a poco más que folklore aunque sus dirigentes la consideran y la usan como un arma política de enorme poder. Por eso alcaldes y concejales socialistas e incluso comunistas se atreven a presidir actos procesionales con la vara de plata en la mano y vestidos con la chaqueta de los entierros. Para despojar a la curia y a las cofradías de su disfraz carnavalesco tardío, no hay nada mejor que se manifiesten como realmente son, no como una atracción turística, sino como un poder fáctico altamente conservador, retrógrado y predemocrático. Así que ¡ánimo, todos con el lazo blanco en Semana Santa!, a ver si al menos lo que queda de progresía se aparta definitivamente del palio, las sotanas y el incienso.
A la Semana Santa con lazo blanco, por favor…
"Por eso alcaldes y concejales socialistas e incluso comunistas se atreven a presidir actos procesionales con la vara de plata en la mano y vestidos con la chaqueta de los entierros"… "Para despojar a la curia y a las cofradías de su d…
En mi pueblo teniamos a un alcalde gay y que no habia bautizado a sus hijos y lo veias en las procesiones. TOMA COHERENCIA¡
Como no son tontos y no quieren que se les acabe el chollo, todos se han echado atrás en poner el lacito… Excepto en Córdoba, claro.
Al final cayó también Córdoba…
Córdoba también renuncia al lazo blanco en Semana Santa
Las críticas vencen a las cofradías que idearon la protesta antiabortista
Son geniales…
Facua pide que se disuelvan «con antidisturbios» las cofradías con lazo blanco