Se ha consumado el NO a esta constitución europea. Ha ganado la Europa social. Los «analistas» se conforman diciendo que el no ha sido un castigo al gobierno de derechas francés, que la población no sabía que votaba. Acto seguido se daban las noticias de que varios libros sobre la cuestión del referéndum habían sido los más vendidos en las librerías galas. Otros demócratas decían que el tratado cojnstituyente debería haberse aprobado según el modelo alemán, esto es, en el parlamento, donde habría obtenido 4/5 partes de los votos.
Nadie se cuestiona que este modelo europeo abandonaba los principios que definían la política del continente y se entregaba sin más al liberalismo. Nadie pone en duda que muchos parlamentos sólo se representan a sí mismos y no a un pueblo al que sólo apelan cada cuatro años o para refrendar sus postulados previos. Era el sí o sí y ha sido no. Es la hora de reformar un tratado para que tenga en cuenta las necesidades y las voluntades de la ciudadanía, no sólo la de las empresas y la de los políticos que las representan. Hay que hacer una constitución legible y entendible por todos y todas. Breve, concisa, directa, sin trampas ni anexos ocultos preceptivos que invaliden los grandilocuentes principios rectores planteados en la primera parte de los textos.
Pero, siendo realistas, ya se buscarán cualquier trampa para sobreponerse a este revés y a otros seguros que vendrán. Aunque al menos se pondrá en evidencia el déficit democrático de la «construcción» europea. A estas alturas uno se conforma con poco 😉