Hoy estoy muy triste, no puede ser de otra manera, es día de luto nacional, ayer murió el rey Fahd de Arabia Saudí. Los tradicionales lazos de amistad que nos unen con el pueblo saudita han motivado la lógica decisión de guardar una jornada de pésame por el rey de un país con profundas convicciones democráticas, espejo en el que se miran los ciudadanos oprimidos de la región que aspiran a liberarse algún día del yugo esclavizador de sus tiranos locales particulares.
No creo que esto tenga que ver con la alianza de civilizaciones propugnada por Zapatero y el gobierno turco con el apoyo de la ONU, seguro que no nos pondremos de luto con la muerte de cualquier rey o jeque árabe que fallezca de aquí en adelante. Así que, tirando del hilo, revisando informaciones en lo más profundo de mi disco duro cerebral, se me ocurren varias maldades que me gustaría compartir:
1. Es bien sabido que la monarquía española está muy vinculada a la saudí.
2. Parece que la dinastía Fahd estuvo fuertemente implicada, junto con otras casas reales árabes, en la restauración borbónica que planificó el dictador Franco. Y, como no podía ser de otra manera, el apoyo recibido se materializó en forma de petrodólares. Algunas publicaciones españolas hablan de hasta 100 millones de dólares.
3. Como cotilleo cortesano, se asoció el impago de la real deuda con el enrarecimiento de las relaciones con las monarquías del Golfo, las cuales llegaron a su punto más frío cuando en una de las bodas de las infantas (no recuerdo cuál), varias delegaciones rehusaron amablemente la invitación al bodorrio. Mucha gente en nuestro país cree que existe una vinculación entre el caso KIO y el pago de esa deuda, marrón por el que fue inculpado el que llaman testaferro real, Manuel Prado y Colón de Carvajal, para no salpicar a la Zarzuela en un caso de corrupción relacionado con las inversiones de la dinastía kuwaití en nuestro país.
Así que, no hace falta ser un lince para entrever que se ha cocido entre bambalinas para que se declare el luto por la muerte de un tirano feudal, cuasi talibán, relacionado con el apoyo a los movimientos yihadistas de medio mundo y parte del otro.
Mi más sentido pésame a George Bush, intimo de la casa saudí y partícipe en sus aventuras económicas de los EEUU a través del grupo Carlyle. Estará tan apenado como todos esos familiares del rey Fahd, aquellos que medraron a su lado como los Hariri del Líbano, del clan de los Laden y demás influyentes personajes que fueron convenientemente evacuados en un avión especial tras el 11S cuando el espacio aéreo del país estaba completamente cerrado.
¿Pero qué mejor despedida para el petrorrey que una buena subida del petróleo para llegar a máximos históricos? Como he leído hoy en un chiste, las gasolineras del planeta tienen sus banderas a media asta.
Copyleft Juanlu González
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