Se ha tardado más de lo debido, son sólo alrededor de 500 años, pero parece que comienza una cadena de reconocimientos a los descendientes de los moriscos andalusíes que fueron expulsados de la Península Ibérica por los reyes españoles. Son varios millones de personas aún hoy día son conscientes de su origen y transmisores del saber que se llevaron a tierras africanas desde Al Andalus. En muchos casos conservan de generación en generación incluso los oficios que practicaban en su antigua tierra andaluza. En otros guardan celosamente los títulos de propiedad o las llaves de sus casas guardados en canutos de lana. A nivel colectivo mantienen tesoros como la música andalusí, aún hoy prácticamente imposible de estudiar en nuestra tierra, pero no así en conservatorios del norte de Marruecos como los de Tánger o Tetuán. Una de las reivindicaciones que mantienen los moriscos es que les sean reconocidos los mismos derechos que a los sefardíes a la hora de acceder a la nacionalidad española.
A propuesta de la Fundación Blas Infante, el Parlamento Andaluz ha aprobado por unanimidad su apoyo a la candidatura al Premio Príncipe de Asturias a la Concordia 2010 a los moriscos, una candidatura que ya contaba con el apoyo del premio Nobel José Saramago, el Premio Príncipe de Asturias Amin Maalouf o el de los de los políticos Manuel Clavero y Manuel Pimentel, el de los escritores Juan Goytisolo, Asma Lamrabet e Ian Gibson, del presidente de la Fundación Cultura de la Paz, Federico Mayor Zaragoza y varios miles de personas más de todos los ámbitos de la cultura, la ciencia y las artes de muchas partes del mundo.
Para saber más del tema morisco:
http://genocidiomorisco.blogspot.com/
http://www.islamyal-andalus.org/nuevo/moriscos/index.htm
Os dejo el acuerdo parlamentario completo por si os interesa:
JOSÉ A. VÍBORAS JIMÉNEZ, LETRADO MAYOR DEL PARLAMENTO DE ANDALUCÍA
CERTIFICA:
“Que la Mesa del Parlamento de Andalucía en sesión celebrada el 16 de junio de 2010, ha aprobado por unanimidad la siguiente Declaración Institucional:
Candidatura Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 para los descendientes de moriscos-andalusíes
Recientemente, se puso en marcha en España y, singularmente, en Andalucía un movimiento cívico que ha impulsado la candidatura al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 para los descendientes de moriscos-andalusíes. Este movimiento nace desde la independencia y la pluralidad. La iniciativa, encabezada por el escritor franco-libanés Amin Maalouf, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010, reúne a prestigiosos hispanistas, catedráticos, investigadores y especialistas de universidades y centros de investigación de todo el mundo. Igualmente se han adherido un elenco de artistas, intelectuales y componentes del movimento asociativo y cultural. Es significativa la presencia, en un acto de hermandad y de igualdad de razón, de representantes del mundo sefardí.
La Fundación Blas Infante, en el 125 aniversario del nacimiento del Padre de la Patria Andaluza, declarado por la Junta de Andalucía Año de Blas Infante, ha decidido presentar oficialmente esa Candidatura al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 para los descendientes de moriscos-andalusíes en el cuatrocientos aniversario de su expulsión y destierro de la Península Ibérica.
Blas Infante fue durante toda su vida un firme defensor del reconocimiento de la diversidad como valor y componente fundamental de la identidad andaluza. Así lo testimonian sus palabras: “las familias moriscas y los hebreos sefardíes, sienten el anhelo de una expresión social y política de nuestra hermandad (…)”.
Hace veinte años se concedió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia a las comunidades sefardíes con un argumento justo: “Después de siglos de alejamiento, este Premio quiere contribuir al proceso de concordia ya iniciado, que convoca a esas comunidades al reencuentro con sus orígenes, abriéndose para siempre las puertas de su antiguo país”.
Los moriscos-andalusíes forman parte, al igual que los sefardíes, de la identidad hispana. Aceptar y reconocer esta realidad histórica equivale a aceptar y reconocer en nosotros mismos una herencia múltiple, diversa, civilizadora. Desterrados y extrañados de su tierra y dispersos por los cuatro puntos cardinales, allí donde recalaron mantuvieron y conservaron viva, conscientemente y de manera ejemplar, su identidad cultural. La solicitud y presentación de esta candidatura es, sin lugar a dudas, un gesto simbólico y necesario para la concordia y desde la concordia.
Las sociedades contemporáneas, en permanente estado de tensión, viven el desafío de establecer, desarrollar y afianzar un modelo de civilización democrática que garantice el ejercicio de la ciudadanía. Para ello es necesario, indispensable el reconocimiento del derecho a la diversidad.
Por todo lo que antecede, el Parlamento de Andalucía adopta la siguienteDECLARACIÓN INSTITUCIONAL:
“El Parlamento de Andalucía, desde la más firme creencia en que así recoge el sentir del pueblo andaluz, al que representa y el que hubiera sido deseo entusiasta de Blas Infante, quiere expresar su adhesión a esta Candidatura, que supone un ejercicio de recuperación y restauración de un pasado que nos pertenece y la proclamación de la voluntad decidida de continuar trabajando por la erradicación de prejuicios e intolerancias que pueden amenazar nuestro futuro de convivencia.”
Y para que así conste, expide la presente en Sevilla, a veintiuno de junio de dos mil diez.
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