Hay muchas evidencias que apuntan a que llegamos a un momento crucial en el conflicto vasco. Parece que septiembre puede ser el mes donde se produzca el punto de inflexión esperado por todos, el momento en que ETA declare una tregua indefinida y verificable que lleve al abandono definitivo de las armas y a la normalización de la política vasca. La Izquierda Abertzale ha dado pasos decisivos hacia la renuncia de la violencia como método para conseguir objetivos políticos, la aceptación explícita de los principios Mitchell en la declaración de Alsasua, apoyada por cuatro premios Nobel de la Paz, destacadas organizaciones y personalidades de la escena internacional expertos en conflictos violentos irresolubles. Pero, a pesar de los intentos de ninguneo político y del cerco mediático en nuestro país, el apoyo internacional a un hipotético proceso de paz que no acaba de arrancar es todavía más amplio, la Declaración de Bruselas, que elogiaba claramente los pasos dados y el compromiso público de la Izquierda Abertzale y le pedía al estado español una respuesta adecuada a una tregua de ETA, fue firmada por Nelson Mandela, varios ex jefes de estado, un buen elenco de premios Nobel, ministros de varios países y autoridades del mundo universitario europeo.
Ezker Abertzalea, ha dado estos días un nuevo paso en su estrategia política, su declaración afirmando que la violencia callejera perjudica la estrategia iniciada hacia la normalización social y política de Esukadi es un salto cualitativo en la buena dirección. El frente común formado con Eusko Alkartasuna y las conversaciones con Aralar para atraerlo a una futura coalición, formación o plataforma independentista también indican que el camino emprendido no tiene retorno. Podrá argumentarse que aún falta la condena explícita de la violencia de terrorista, pero a pesar de que ETA y la IA hace tiempo que recorren caminos totalmente separados —como han reconocido los cuerpos de seguridad del estado—, hay esperanzas de que la banda se sume al proceso sin romper todos los puentes que puedan quedar con la Izquierda Abertzale. Si ésta hubiera condenado a ETA prematuramente, como se le pide continuamente, es posible que se hubiesen tensionado las relaciones en exceso hasta un punto de no retorno que hubiera hecho imposible un proceso de paz íntegro y la desaparición total de la violencia, algo parecido a lo que sucedió con el IRA Auténtico en Irlanda. Pero tampoco se puede esperar eternamente, si este otoño ETA no da el paso hacia una tregua indefinida y verificable como pide la Declaración de Bruselas, puede ser el momento de la condena en solitario que todos esperan. Por el momento, alguna vaga declaración de la banda en favor de la política y el hecho de que lleve aproximadamente un año sin cometer atentados son dos señales a tomar en consideración.
La coyuntura política del entorno también parece favorable. El PSOE está deseando presentar algún resultado positivo al final de la legislatura ya que el fin de la crisis económica no se vislumbra tan rápido como algunos habían proclamado. Si, además el abandono de la violencia terrorista se produce gobernando también en Euskadi puede esperar seguir en Lakua aunque se vea obligado a reeditar el pacto con el PNV. El PSOE, por otro lado también necesita del PNV en Madrid para sacar adelante unos presupuestos sesgados hacia la derecha, no le queda otra tras haberse dejado llevar por la dictadura de los mercados que el pacto con la derecha nacionalista periférica. Por contra, el PP está deseando romper su frente españolista en Euskadi antes de las elecciones y es seguro que torpedeará cualquier intento de iniciar un proceso de paz, ya lo han hecho otras veces. Algunos voceros de la derecha españolista llevan denunciando contactos, negociaciones y concesiones para tratar de evitar un acuerdo antes de que finalice la legislatura, demostrando una vez más que la violencia no le importa si no es para sacar réditos políticos a su costa.
Grosso modo, este es el cóctel. La pelota está en el tejado de ETA, si sabe devolverla estará en el tejado del estado que tendrá que demostrar que está a la altura que le exige una ocasión histórica para solucionar de una vez «el último conflicto de Europa». Por el momento podría comenzar por excarcelar a los presos políticos que tiene en las cárceles. Un proceso de este tipo no puede iniciarse con los interlocutores necesarios encarcelados de forma arbitraria.
algunas informaciones apuntan a que la tregua de ETA no será verificable, así no vamos a ninguna parte… con la presión de la derecha el PSOE no dará ni un solo paso si no está totalmente seguro de que se llegará a buen término, se juega la única posibilidad en las elecciones
ayer me sopló un colega de Euskdi que sí, que hay tregua verificable para el abandono de las armas a finales de mes… va quedando menos para comprobarlo