Hoy, por fin, se ha anunciado el principio. El principio del proceso que nos puede llevar al fin de ETA. Desde Anoeta llevamos esperando la declaración de una tregua de la organización armada que desemboque en el abandono de la lucha terrorista y su sustitución por la acción política. ETA ya ha dado el paso, ahora, una vez verificado en todos los ámbitos (impuesto revolucionario, terrorismo de baja intensidad…) son los partidos políticos los que deben —como dijo en su día Aznar— ser generosos con la iniciativa y adoptar una serie de medidas que pasan por:
– Acercamiento de presos a centros del País Vasco o en sus cercanías. Erradicación de la medida anticonstitucional de dispersión destinada fundamentalmente contra las familias de los encarcelados.
– Legalización de Batasuna para montar la mesa de partidos sin exclusiones.
– Derogación del Pacto contra las Libertades y el Terrorismo 😉 o, en su caso, del preámbulo que impide su firma por los nacionalismos centrífugos.
– Obviar situaciones de jurisprudencias forzadas y reinterpretaciones del Código Penal en base a campañas mediáticas para la creación de alarmas sociales que prostituyan la filosofía y la esencia del sistema penitenciario del estado.
– Comienzo de los trabajos de redacción de un estatuto de autonomía que ahonde en el autogobierno de Euskadi hasta los límites que el pueblo vasco, en ejercicio de la libertad y democracia, sin coacciones de ningún tipo, quiera marcarse.
Ahora, sin más dilación, cada formación política habrá de retratarse ante la opinión pública. Sabremos si el Partido Popular quiere la paz o si sólo pretende evitar el reconocimiento de la existencia de un problema político vasco que lleva siglos sin resolverse satisfactoriamente para todas las partes. Personalmente tengo dudas de su responsabilidad y altura de miras e incluso de si van a seguir torpedeando o no el proceso de paz.
Se avecinan tiempos sin duda interesantes y aquí estaremos para relatarlos. Sin violencia no hay límites para la acción política ni para las demandas de autogobierno desde el juego democrático.