Parece obligado que cuando un partido gobierna tiene que desprestigiar a la oposición y calificarla de inconsistente, insolvente, de carecer de alternativas o de manifestarse de manera incoherente entre sus distintos líderes o territorios. Sin embargo, a veces unos partidos se lo merecen más que otros.
Este es justamente el caso del PP en relación al estatuto andaluz, ayer en debate parlamentario se acusaba a los redactores del mismo de copiar el texto catalán para tapar sus vergüenzas, de teñir de negro el mapa español para ocultar o diluir la mancha catalana. «Han copiado todo» decía Mariano Rajoy ¿En qué quedamos? Lo que el Partido Popular repite hasta la saciedad en Andalucía es que es un texto discriminatorio con respecto a la carta magna catalana, que los andaluces y andaluzas somos ciudadanos de segunda. Como sabiamente dice el refrán, no se puede estar en misa y repicando.
Donde sí que tienen razón los populares es que el estatuto no tiene el consenso deseable. Pero hay que recordar que la derecha no es necesaria en el parlamento de Andalucía para estos menesteres porque sus propuestas políticas nunca han calado lo suficiente como para llegar a gobernar o tener una minoría de bloqueo como la necesaria para parar este proceso que, desde la aprobación de la toma en consideración de ayer, se antoja irreversible. De ahí a plantear que este estatuto divide a los andaluces media un verdadero abismo. Y es que, de nuevo, el PP se apunta a todo con tal de atizar a todo lo que se mueve. No pueden decir que este estatuto sólo interesa a la clase política para, acto seguido, decir que divide al pueblo andaluz. Inconsistencias una detrás de otra.
La derecha vuelve a equivocarse históricamente. Aún está pagando la sumisión a Madrid y su negativa a aprobar el estatuto que lleva vigente unos 25 años. La gente no olvida este tipo de traiciones por mucho que ahora traten de subirse a un carro que nunca ha sido suyo. Resultaba patético como el líder popular andaluz, Arenas, mentía descaradamente al declarar en un medio de comunicación que él solo había dado casi medio centenar de mítines a favor del actual estatuto, algo virtualmente imposible en dos semanas de campaña, sobre todo cuando la derecha no organizó en las ocho provincias ese volumen de actos y, en todo caso, su opinión tampoco era favorable al mismo.
Ese parece ser el sino de los populares, llegar tarde a todo, llegaron tarde a la democracia, a la constitución, a las autonomías… para luego tratar de erigirse con la fe del converso, con la vehemencia del advenedizo, en sus máximos defensores públicos aunque en la intimidad sus orígenes los delaten una y otra vez. El pueblo andaluz no va a permitir que, de nuevo, se trate de ningunearlo. Las enmiendas que presentó el PP en su día intentaron rebajar el nivel de autogobierno y eliminar las medidas sociales que éste contiene cuando se manifestaban que precisamente buscaban todo lo contrario. Ahora se han opuesto incluso a su toma en consideración y a un proceso parlamentario de retoques. Imagino que intervendrán en la presentación de enmiendas, será el momento de ver el sentido de las mismas, de desmontar las falacias, de comprobar cómo su voto negativo no se ha emitido pensando en los intereses de Andalucía, sino en su postura visceral contra Cataluña y sus ansias legítimas de mejorar los niveles de autogobierno. Por eso, una vez más, la derecha andaluza es rehén de intereses ajenos. Por eso, en un mecanismo psicológico de proyección, acusan justamente al rival de la enfermedad que ellos mismo padecen. El pueblo llano, el inconsciente colectivo andaluz rezuma hartazgo por los señoritos que vienen de visita los fines de semana o en vacaciones a sus dominios del sur. Por eso, la derecha, esta derecha, afortunadamente nunca gobernará en Andalucía, al menos por otros 25 años.
Juanlu González
Buenas. Yo creo que lo que necesita Andalucía es, más importante que temas como éste, es una reforma profunda. Un cambio estructural, económico, incluso en la composición del poder. La preeminencia de Chaves va a acabar superando a la de Fraga: es preciso una alternativa progresista que, al menos, haga perder un poco de confianza a este gobernante que tanto ha agradecido a la Duquesa de Alba su «labor» por Andalucía. Empleo, vivienda, desarrollo, cultura,…, y luego empezamos a hablar de Estatutos…
Un saludo y un placer entrar en la página.
Pues sí que estoy de acuerdo, pero la herencia de Andalucía que ahora aún arrastramos viene de la conquista cristiana y de los repartimientos de tierras a nobles foráneos, en estos años se ha modernizado mucho gracias, sobre todo a la ayuda de la UE, pero hay temas seculares que necesitan una reforma mucho más amplia y estructural que no la diviso en el horizonte.
También esta claro que no hay alternativa real al PSOE ni la va a haber a medio plazo. En esta legislatura, aunque no les hacía falta, están cuasi gobernando con IU. Este estatuto es el fruto de ambos, por eso está plagado de medidas sociales, de nuevos derechos… (creo que son 21), por eso rabian los peperos. Creo que es lo mejor a lo que pueden aspirar las fuerzas progresistas en este escenario.
Lo de la Duquesa de Alba fue un auténtico bastinazo, como dicen en Cai, sobre todo mientras la policía pegaba palos en la calle a los jornaleros del SOC. Creo que representa lo peor de nuestra Comunidad, fue un verdadero tributo a la Andalucía profunda, a la de la pandereta, a la que divierte, a la que reza…
Quién no recuerda aquella frase de «andaluz, este no es tu referéndum». Ahora solo les falta decir «andaluz, este no es tu Estatuto». El PP ha perdido el norte y el centro les queda a años luz. No saben lo que dicen, suman y suman acusaciones porque no tienen por dónde tirar. Hasta tal punto llegan que responsabilizan al gobierno de las declaraciones de un presentador televisivo en un programa de radio. En cambio no dicen nada de las declaraciones que, día tras día, se realizan por parte de cierto talibán de sacristía desde la radio de la Iglesia. El doble rasero del PP, la doble moral con los derechos civiles, la amnesia popular, el disparate de Génova, las incoherencias marianas, los aznarismos, el chillido pujalte, la mentira convertida en Acebes, la corrupción y el descaro Zaplanista… Todos estos elementos ¿asumirán alguna vez la responsabilidad de sus actos? Tienen muy poca vergüenza y muy poco sentido de Estado. Un saludo.