Caracoles de destrucción masiva

4
588

Tras años y años de denuncias sociales y de colectivos ecologistas finalmente la administración pública está a punto de iniciar los trabajos de descontaminación de los suelos de Palomares. No han servido testimonios aportados por los afectados, denuncias públicas, movilizaciones, informaciones periodísticas, nada de nada. Siempre fueron ignoradas, caían en saco roto o se chocaban con el muro del secretismo que rodea a todo lo militar o que puede afectar a las relaciones bilaterales con el amigo americano.

Hasta que en esto llegó un caracol que hizo salir de su concha a militares culpables y a políticos cómplices. Gracias a las investigaciones del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), 40 años después del accidente nuclear se ha demostrado fehacientemente que los niveles de radiactividad del suelo almeriense están aún por encima de lo considerado seguro. Y digo aún por decir algo, porque de no eliminarlos permanecerán así muchas decenas de miles de años. Gracias a estos simples moluscos se iniciarán trabajos de limpieza de la zona, aunque la única alternativa posible es retirar toneladas de suelo (parece que lo hará ENRESA) y considerarla como un residuo radiactivo más que podrá quedar almacenado en El Cabril, ese cementerio en el que depositan materiales muy, pero que muy vivos.

Gracias a estos caracoles el Pentágono, responsable último del accidente compartirá los gastos ocasionados ya que, hasta ahora, se negaba a hacerlo objetando que en 1966 ya había hecho lo propio y había retirado todos los restos de plutonio y uranio. ¿Tanto costaba un simple contador Geiger y medir en el lugar adecuado para contrastar las mentiras?. Podemos imaginar qué hizo y qué dejó de hacer Mr. Marshall a sabiendas del perjuicio que ocasionaría a los ignorantes españolitos del desarrollismo franquista y a sus herederos y herederas.

El CIEMAT y el municipio de Cuevas de Almanzora, no obstante, a pesar de que han comprado fincas de marras para su recuperación, han tratado de calmar a la población diciendo que no hay ningún peligro. Que es un problema únicamente de los caracoles por su afición a vivir cerca del suelo y por ser unos delicados sensibleros, no vaya a ser que se nos fastidie el crecimiento urbanístico de la pedanía palomareña. Sólo nos faltaría ver cómo algún responsable político se revuelca cual albóndiga en el suelo afectado para demostrar que no pasa nada, que los que viven allá no tienen nada que temer emulando aquel tristemente famoso baño. Dentro de poco veremos a las urbanizadoras lanzarse sobre aquellos solares y edificar más casas para propios y extraños.

No hay de qué preocuparse, por eso será que los 300.000 dólares anuales de máximo que EEUU debe pagar en concepto de estudios epidemiológicos y posibles tratamientos (sólo paga 100.000) a la población local son una simple dádiva desinteresada del ejército imperial que de fondos anda bastante sobrado como ya sabemos.

Sólo el tiempo dirá que enterraron allá los militares yankees, oficialmente ellos dicen no saberlo, pero

«…en los análisis del suelo ha aparecido una radiactividad de 100.000 becquerelios por kilo de plutonio, 20 veces más de lo que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acepta en una población. Una instalación se considera radiactiva con 10 millones de becquerelios por kilo, 100 veces más de lo que hay en Palomares».

El CSN desaconseja expresamente el consumo de caracoles, paradójicamente uno de los platos típicos del pueblo. ¿Aún siguen pensando de que no hay nada de que preocuparse? Yo, tanto si fuera un caracol como si no, hace tiempo que me habría ido con mi casa a otra parte.

4 Comentarios

  1. Juanlu:
    Muy bueno el articulo.
    Como dicen los martires del compas:
    Por el rastro de babas que dejo yo se que por aqui paso un caracol»

  2. No soy tu detractor. Si lo fuera no te leeria, simplemente creo que aunque en algunos temas estemos en desacuerdo en otros muchisimos mas podemos estarlo.
    🙂

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.