Rusia contraataca en Ucrania

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crimeaSoldados

La mediación política externa en Ucrania logró un acuerdo con la oposición política  del país por el que se formaba un gobierno de concentración nacional que conllevaría una reforma de la constitución y, posteriormente, a un proceso electoral. Aún a regañadientes, todos firmaron. Sin embargo, los elementos más radicales se negaron a aceptarlo, levantaron más barricadas, se dotaron con armas automáticas y prosiguieron con el asalto a los edificios públicos para borrar cualquier posibilidad de intervención del presidente electo Yanukovich y de su partido en el futuro inmediato del país.

Los neonazis del Sector de Derechas y Sbovoda tomaron el Parlamento, obligaron a dimitir «por razones de edad» a su presidente, intimidaron a muchos diputados y revirtieron a base de decretos parlamentarios ilegales el sistema político y democrático ucraniano. La Unión Europea y Estados Unidos, en vez de pedir el cumplimiento de los acuerdos que ellos mismos habían impulsado, se pusieron a la cabeza del golpe de estado desde el primer momento, obviando sin más sus anteriores demandas.

En Rusia sonaron todas las alarmas. En el sur del país, en Crimea, se estaciona su estratégica Flota del Mar Negro y allí en el el este sus habitantes, no sólo son rusófonos, sino que muchos tienen la doble nacionalidad y hasta pasaporte ruso. No podemos obviar que Ucrania es un país de reciente creación (1991) y que buena parte del mismo perteneció al imperio ruso desde hace varios siglos atrás. Incluso el regalo que Nikita Kruschev hizo de la Península de Crimea a la república soviética de Ucrania es un hecho que muchos cuestionan a uno y otro lado de la frontera.

El gobierno de facto de Kiev es manifiestamente ilegal, ha surgido de un golpe de estado violento liderado por grupos neonazis, es excluyente y no representa a la mayoría de Ucrania. Los planes de los líderes de Maidan no eran sino extender la revuelta violenta al resto del país provocando algunas matanzas intimidatorias para que los partidarios del orden constitucional desistieran de enfrentar a los poderes fascistas que se han hecho con la capital. Ahí están las conversaciones telefónicas interceptadas entre los responsables del golpe o los correos electrónicos hackeados por Anonymous que desnudan lo que la mayoría de los medios occidentales apenas si han llegado a vislumbrar o se han negado directamente a publicar. Aunque saben que los van a quitar de en medio bien pronto, se sienten fuertemente respaldados por los instigadores de la asonada, tanto por la oligarquía atlantista interior, como por Estados Unidos y la Unión Europea.

El secretario general de la OTAN afirmó sin pudor que “estamos listos para seguir con nuestra implicación con Ucraniat”, reconociendo explícitamente que son corresponsables de lo sucedido en aquel estado. ¿Con qué autoridad moral le exige Obama a Rusia que no se implique en un asunto de crucial importancia en sus mismas fronteras cuando sus adversarios están manejando los hilos para aislarla, acosarla y debilitarla? ¿Con la que le dan sus intervenciones previas en Yugoslavia, Irak, Libia o Afganistán?

Pensar que Putin se iba a quedar parado mientras que la OTAN se planta en otra de sus fronteras equivale a desconocerlo todo sobre geopolítica. Una vez acabados los juegos de Sochi con gran éxito y lograda la proyección internacional deseada, Putin quedó con las manos libres para maniobrar con libertad. El reciente ejemplo de Georgia está ahí para extrapolar a Ucrania. Si occidente pretende seguir con sus planes de conquistar Ucrania, será sin contar con conservar la integridad territorial del país. Ni Crimea ni el este ucraniano caerán en manos de la OTAN así como así. Si, por el contrario, desean preservar los actuales límites del país, tendrán que negociar una salida consensuada entre las tres regiones que, seguramente desagradará a las milicias fascistas y a sus patrocinadores. El acuerdo vulnerado días atrás por ellos mismos confiando en la fortaleza de las armas de los neonazis podría ser un buen comienzo. Los tiempos del unilateralismo acabaron hace tiempo, le pese a quien pese.

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