Agencias de inteligencia norteamericana reconocen que el acoso a Irán está basado en un montaje

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Esta tesis la venimos defendiendo desde hace mucho en los biTs. Por ello nos han acusado de integristas, de apoyar a tiranos y dictadores, de no ser de izquierdas, de estar cegados por el antiimperialismo y de no sé cuántos otros cariñosos calificativos. Sin embargo, teníamos razón. Los 16 servicios de inteligencia gringos han reconocido conjuntamente que Irán dejó de buscar la bomba atómica en 2003 y que actualmente su programa es de carácter civil, tal y como afirma la Agencia Internacional para la Energía Atómica en todos los informes que va publicando sucesivamente de la mano de su director general Mohamed el Baradei.

A pesar de que Bush estaba perfectamente informado de ello, ha seguido insistiendo en la necesidad de atacar a Irán hasta el punto de que tiene anclada a la mayor flota nuclear de la historia frente al Golfo Pérsico presta a bombardear a la república islámica. La divulgación de ese informe ha caído como un jarro de agua fría en la Casa Blanca y el Pentágono, ahora tendrán bastante difícil continuar con su agenda belicista. Sólo Israel ha insistido en la necesidad del ataque a Irán, el estado sionista parece que cualquier guerra le viene corta y necesita su ración de sangre permanente para subsistir, ya sea árabe o persa, da igual.

Resta ver la reacción de la UE, si va a insistir en seguir con las sanciones en el Consejo de Seguridad para impedir que se instalen centrales nucleares para el abastecimiento de energía –a pesar de de que el propio Tratado de No Proliferación reconoce ese derecho a todos los firmantes– o va a trabajar por devolver el asunto a la AIEA y regularizar una situación auténticamente desmadrada de manera intencionada que ha causado no pocos prejuicios a Irán. La UE debería disculparse por su labor como mamporrera de Estados Unidos, pero también tendría que pedir el inmediato levantamiento de las sanciones y exigir la paralización de la instalación en su suelo del escudo antimisiles, ya que el imperio se ha quedado sin excusas creíbles para emprender su particular «guerra de las galaxias».